Juan Brignardello Vela
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EAGAN, Minn. — La atmósfera que rodea a los Minnesota Vikings ha cambiado drásticamente, con un renovado sentido de camaradería y propósito evidente dentro de la organización. Esta transformación se ha atribuido en gran medida a la dinámica colaboración entre el coordinador defensivo Brian Flores y el vicepresidente senior de personal de jugadores Ryan Grigson. Su relación, que ha florecido en una estrecha asociación, se ha convertido en una piedra angular del éxito de los Vikings esta temporada, especialmente a medida que se preparan para su carrera en los playoffs. Un momento reciente capturado en el vestuario de visitantes en Lumen Field tras una emocionante victoria 27-24 contra los Seattle Seahawks encapsuló perfectamente esta nueva sinergia. Flores y Grigson se abrazaron con entusiasmo, compartiendo un momento de triunfo que dibujó sonrisas en los rostros de los presentes. Esta muestra de unidad puede sorprender a muchos que recuerdan sus tumultuosos pasados en la NFL. Ambos hombres han enfrentado desafíos significativos en sus carreras, con despidos de alto perfil y reputaciones que una vez parecieron irreparablemente dañadas. El entrenador en jefe de los Vikings, Kevin O’Connell, quien ha sido testigo de la evolución tanto de Flores como de Grigson de primera mano, elogió sus contribuciones al equipo. “Han ayudado a establecer un estándar que nos ha llevado a ganar muchos partidos de fútbol”, comentó, enfatizando sus roles como pilares de la organización. A medida que los Vikings se preparan para un partido de playoffs de comodín contra los Los Angeles Rams, está claro que este dúo no solo ha aportado experiencia, sino que también ha fomentado un ambiente positivo donde los jugadores se sienten empoderados. Históricamente, la gestión de Grigson como gerente general de los Indianapolis Colts estuvo marcada por decisiones controvertidas y una reputación de liderazgo abrasivo. Después de ser despedido en 2017, enfrentó un largo camino hacia la redención, durante el cual perfeccionó sus habilidades y buscó adaptar su estilo de gestión. Su tiempo en Cleveland y Seattle le ayudó a adoptar un enfoque más colaborativo en la toma de decisiones. Flores, también, ha enfrentado escrutinio desde su inesperado despido de los Miami Dolphins tras un exitoso período que incluyó temporadas ganadoras consecutivas. Su reputación se complicó aún más por acusaciones de discriminación racial contra la NFL, lo que dejó a muchos cuestionando su futuro en la liga. Sin embargo, al unirse a los Vikings, ha logrado cambiar percepciones y se ha desarrollado en un entrenador respetado que interactúa constructivamente con sus jugadores. La defensa de los Vikings ha prosperado bajo la guía de Flores, clasificándose entre las mejores de la liga. Sus estrategias innovadoras y su énfasis en la comunicación abierta le han valido elogios de los jugadores. El ala defensiva del Pro Bowl, Jonathan Greenard, se refirió a Flores como un “entrenador de jugadores”, ilustrando cómo ha cultivado un ambiente de confianza que permite a los atletas expresar preocupaciones y contribuir al plan de juego. Flores atribuye su crecimiento a la influencia de entrenadores como Mike Tomlin y O’Connell. Ha adoptado un enfoque más flexible y adaptable, tanto en la dirección como en su vida personal, reflexionando sobre cómo interactúa con sus propios hijos. Esta experiencia transformadora le ha permitido conectarse con los jugadores a un nivel más profundo, fomentando un ambiente donde se sienten apoyados y motivados para sobresalir. Grigson y Flores han desarrollado una relación de colaboración, compartiendo ideas y estrategias que han contribuido significativamente al éxito de los Vikings. Su comprensión mutua de los desafíos que han enfrentado en el pasado les ha permitido unir fuerzas, creando una asociación que mejora las operaciones del equipo. Grigson ha adoptado un enfoque basado en datos, complementando aún más los innovadores esquemas defensivos de Flores con una meticulosa evaluación de talento. Los jugadores, incluido el tackle defensivo Harrison Phillips, han reconocido los cambios positivos que tanto Flores como Grigson han traído a los Vikings. Phillips señaló que Flores fomenta la participación de sus jugadores, creando una dinámica donde la defensa se convierte en un esfuerzo conjunto en lugar de una directiva de arriba hacia abajo. Esta actitud inclusiva ha sido fundamental para fomentar una cultura de responsabilidad y trabajo en equipo. A medida que los Vikings se preparan para su enfrentamiento en los playoffs, el impulso construido por la asociación de Flores y Grigson puede ser justo lo que el equipo necesita para hacer una profunda carrera en la postemporada. Su viaje, de ser etiquetados como personalidades difíciles a convertirse en partes integrales de una cultura ganadora, habla volúmenes sobre el poder del crecimiento, la camaradería y la resiliencia. Mientras ambos hombres están actualmente mirando posibles aperturas de puestos de entrenador en jefe y gerente general en un futuro cercano, su enfoque sigue firmemente en la tarea que tienen entre manos. Juntos, han establecido un precedente en Minnesota, demostrando que los errores del pasado pueden conducir a éxitos futuros cuando se abordan con humildad y una disposición para aprender. A medida que continúan abrazando su amistad, los Vikings no solo están apoyando la victoria en el campo, sino también la evolución personal de dos hombres que han demostrado que el cambio es posible, tanto en la vida como en el fútbol.