Dos décadas después de la tragedia del tsunami, se insta a Jamaica a fortalecer su preparación para desastres.

Dos décadas después de la tragedia del tsunami, se insta a Jamaica a fortalecer su preparación para desastres.

En el 20 aniversario del tsunami de 2004, Jamaica reflexiona sobre sus propios riesgos sísmicos, instando a una mejor preparación ante desastres en medio de futuras amenazas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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A medida que los familiares de las víctimas del catastrófico tsunami del Océano Índico de 2004 se reunían para una solemne vigilia con velas en Tailandia, el evento sirvió como un recordatorio contundente del poder implacable de la naturaleza. El 26 de diciembre marcó el 20º aniversario de esta monumental tragedia que reclamó casi 230,000 vidas en una docena de países, siendo la provincia de Aceh en Indonesia la que soportó la mayor parte de la devastación. Las olas gigantes, algunas alcanzando alturas de 51 metros, dejaron comunidades en ruinas, un eco inquietante de la fragilidad de la vida a lo largo de las costas. Para muchos, especialmente en Jamaica, la importancia de este aniversario puede haber pasado desapercibida, en contraste con las conmemoraciones locales del 118º aniversario del Gran Terremoto de Kingston, el 14 de enero. Aunque casi un siglo los separa y están separados por vastos océanos, estos dos eventos sísmicos están vinculados por su recordatorio del potencial destructivo de los desastres naturales y la urgente necesidad de estar preparados. La historia de Jamaica no está exenta de sus propias tragedias sísmicas. El terremoto de Kingston de 1907, que registró una magnitud de 6.2, resultó en el colapso de cientos de edificios y los incendios subsiguientes que devastaron la capital, reclamando alrededor de 1,200 vidas, o el 2.5% de la población en ese momento. Este terremoto también provocó un tsunami en la costa norte de la isla, aunque de menor impacto. Además, el infame terremoto de 1692 llevó al hundimiento de Port Royal, con una cifra de muertos estimada en 2,000, incrustando aún más los eventos sísmicos en la narrativa histórica de Jamaica. A pesar de las experiencias pasadas, Jamaica sigue estando lamentablemente despreparada para el próximo evento sísmico inevitable. Los expertos han advertido repetidamente que ocurrirá un terremoto significativo, con Simon Mitchell, un geólogo de la Universidad de las Indias Occidentales, enfatizando que podría suceder pronto o permanecer dormido durante años. La precaria posición de la isla a lo largo de pequeñas placas tectónicas, golpeadas por las placas de América del Norte y América del Sur, indica que la tensión geológica se está acumulando, haciendo de la amenaza de un "gran terremoto" una preocupación apremiante. Con la memoria del tsunami del Océano Índico aún fresca en la mente de aquellos que estudian tales fenómenos, la llamada a Jamaica para mejorar su preparación ante desastres es más urgente que nunca. Los estudios muestran que muchos residentes están desinformados sobre qué hacer en caso de un tsunami o un terremoto. El anuncio del gobierno en 2021 sobre un plan de tsunami es un paso en la dirección correcta, pero las lagunas de conocimiento siguen siendo amplias. La mayoría de los jamaicanos probablemente tendrían dificultades para identificar zonas seguras o entender los protocolos de advertencia, lo que podría llevar al caos y al pánico si alguna vez se emitiera una advertencia de tsunami. Las medidas proactivas deben centrarse no solo en los marcos regulatorios para construir infraestructura resistente a lo largo de las costas, sino también en campañas integrales de educación pública sobre la preparación para terremotos y tsunamis. Las lecciones del pasado no deben tomarse a la ligera. A medida que el mundo conmemora las vidas perdidas en el tsunami del Océano Índico, Jamaica debe reflexionar sobre sus propias vulnerabilidades y actuar con urgencia. El momento de priorizar la preparación para terremotos y tsunamis junto con preocupaciones tradicionales como huracanes e inundaciones es ahora, antes de que ocurra otro desastre.

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