El buque de investigación tailandés mejora la detección de tsunamis para proteger vidas costeras en el océano.

El buque de investigación tailandés mejora la detección de tsunamis para proteger vidas costeras en el océano.

El buque de investigación tailandés M.V. SEAFDEC ha reemplazado una boya de detección de tsunamis en el océano Índico, mejorando la seguridad marítima y los sistemas de alerta temprana.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En un paso significativo hacia la mejora de la seguridad marítima, el buque de investigación tailandés M.V. SEAFDEC emprendió recientemente una misión crucial para reemplazar una boya de detección de tsunamis en el Océano Índico. Esta boya, designada como Thai 23461, es parte de un esfuerzo internacional más amplio para establecer un sistema de alerta de tsunamis robusto, asegurando que los devastadores eventos del pasado no se repitan. El catastrófico tsunami del 26 de diciembre de 2004, que cobró más de 225,000 vidas en una docena de países tras un poderoso terremoto de magnitud 9.1, sirve como un sombrío recordatorio del potencial destructivo de los desastres oceánicos. La tragedia golpeó a Tailandia particularmente fuerte, con más de 5,000 muertes y miles más desaparecidos. La angustiante experiencia subrayó la urgente necesidad de un sistema de alerta temprana efectivo, uno que pudiera alertar a las poblaciones costeras antes de que ocurriera el desastre. En los años posteriores, la cooperación global ha llevado al desarrollo del sistema de Evaluación y Reporte de Tsunamis en Profundidad (DART, por sus siglas en inglés), modelado a partir de la red de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA). Actualmente, el sistema DART comprende 74 boyas colocadas estratégicamente en los océanos del mundo, diseñadas para monitorear la actividad sísmica y los cambios en el nivel del agua en tiempo real. Las boyas operan flotando en la superficie del océano, ancladas al lecho marino, y transmitiendo información vital de regreso a las estaciones de monitoreo. A pesar de los desafíos de las duras condiciones oceánicas, estos dispositivos alimentados por batería son esenciales para proporcionar alertas tempranas. Sin embargo, la vida útil operativa de estas boyas es limitada, requiriendo reemplazos cada dos años. En la actualidad, solo 50 boyas de la red están en funcionamiento, pero el diseño asegura una cobertura integral sin importar las circunstancias. En esta misión en particular, la tripulación del M.V. SEAFDEC desplegó con éxito una nueva boya a aproximadamente 965 kilómetros de la costa, mientras que un intento por reemplazar otra boya en el Mar de Andamán se encontró con desafíos, lo que llevó a un plan para más esfuerzos en las próximas semanas. El ingeniero mecánico Shawn Stoeckley, parte del equipo de fabricación de boyas, enfatizó el papel crítico de la boya en la preservación de vidas, afirmando: "Siento que tiene mucho propósito, que puede salvar vidas costeras". En tierra, Tailandia ha fortalecido sus capacidades de respuesta ante tsunamis, vinculando sus dos boyas DART a una extensa red nacional de 130 torres de alarma. Estas torres, equipadas con sirenas y altavoces capaces de transmitir alertas en varios idiomas, desempeñan un papel vital en asegurar que las comunidades locales estén informadas y puedan responder rápidamente en caso de un tsunami inminente. Además, se envían alertas por SMS a los residentes en áreas de riesgo, aconsejándoles evacuar rápidamente. La evolución del proceso de alerta ha sido notable desde aquel fatídico día en 2004. Mientras que las alertas podían tardar entre 15 y 50 minutos en emitirse, los avances en tecnología ahora permiten que las alertas se difundan en apenas cinco a siete minutos, mejorando significativamente las posibilidades de supervivencia para quienes viven en la costa. A medida que continúan los esfuerzos por actualizar y mantener esta infraestructura vital, los recuerdos de las tragedias pasadas siguen siendo un poderoso motivador tanto para ingenieros como para autoridades locales. El compromiso de salvaguardar vidas a través de la tecnología y alertas oportunas se erige como un testimonio de la resiliencia y cooperación humanas ante los desafíos más formidables de la naturaleza.

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