Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un mundo impulsado por el café y las bebidas energéticas, un nuevo estudio arroja luz sobre el posible inconveniente del consumo de cafeína, especialmente para aquellos que buscan una buena noche de sueño. Los investigadores han encontrado que la cafeína puede interrumpir el sueño incluso cuando se consume hasta 12 horas antes de acostarse, lo que genera preocupaciones para los amantes del café que disfrutan de tazas en la tarde o noche. Publicado en la revista Sleep, este estudio examinó los efectos de dosis "típicas" y "altas" de cafeína en la calidad del sueño. Realizado con 23 hombres que generalmente consumen menos de 300 mg de cafeína al día, los investigadores exploraron cómo las dosis variables tomadas en diferentes momentos del día impactan el sueño. Los hallazgos revelan un vínculo claro entre dosis más altas de cafeína y una disminución en la calidad del sueño, particularmente cuando el consumo ocurre más cerca de la hora de dormir. El estudio indica que, aunque una dosis moderada de 100 mg de cafeína puede consumirse hasta cuatro horas antes de dormir sin efectos significativos, una dosis considerable de 400 mg puede causar trastornos del sueño cuando se toma dentro de una ventana de 12 horas. Los efectos adversos se vuelven cada vez más pronunciados cuanto más cerca de la hora de dormir se produce la ingesta de cafeína. Carissa Gardiner, investigadora postdoctoral en el Centro de Investigación SPRINT, explicó la motivación detrás de la investigación. Con alrededor del 80% de la población consumiendo cafeína de manera regular, entender su impacto en el sueño es fundamental, especialmente dado los altos índices de insuficiencia de sueño reportados en los últimos años. El diseño experimental involucró a participantes que experimentaron diversas condiciones, incluyendo placebo y dosis de cafeína de 100 mg y 400 mg, administradas en intervalos de 12, 8 y 4 horas antes de dormir. El sueño fue monitoreado utilizando un dispositivo de polisomnografía parcial en el hogar, complementado con el uso de diarios de sueño. Este enfoque exhaustivo permitió a los investigadores evaluar las interrupciones del sueño con un alto grado de precisión. Los resultados mostraron que la dosis más baja de cafeína no representaba una amenaza significativa para la calidad del sueño. Sin embargo, la dosis de 400 mg retrasó significativamente el inicio del sueño y alteró la arquitectura del sueño, lo que resultó en menos tiempo en sueño profundo y una reducción general de la duración del sueño. Los efectos más pronunciados se notaron cuando la cafeína se consumió solo cuatro horas antes de acostarse, destacando los riesgos asociados con el consumo de cafeína por la noche. Curiosamente, el estudio encontró una discrepancia entre las mediciones objetivas del sueño y la calidad del sueño autoinformada por los participantes. Muchos individuos creían que la cafeína tenía poco o ningún efecto en su sueño; sin embargo, los datos revelaron una historia diferente. Esto sugiere que los consumidores de cafeína pueden no ser conscientes de sus efectos disruptivos, subrayando la necesidad de una mejor educación sobre el tema. A la luz de estos hallazgos, los investigadores recomiendan que las personas eviten consumir altas dosis de cafeína—particularmente 400 mg—dentro de un período de 12 horas antes de acostarse para minimizar las interrupciones en la calidad del sueño. A medida que Gardiner busca mejorar la comprensión pública sobre los efectos de la cafeína, los consumidores pronto podrían encontrarse con pautas más claras para manejar sus hábitos de cafeína sin sacrificar el sueño. Este estudio sirve como un recordatorio oportuno para los entusiastas del café de considerar su ingesta de cafeína y su momento, especialmente mientras la sociedad continúa lidiando con problemas relacionados con el sueño. En una era donde una población bien descansada es crucial para la productividad y el bienestar, entender el impacto de sustancias cotidianas como la cafeína es más importante que nunca.