Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En diciembre de 2024, Vanuatu fue sacudido por un poderoso terremoto de magnitud 7.4 que golpeó su capital, Port Vila, cobrando 14 vidas e hiriendo a más de 200 personas, mientras que miles más quedaron lidiando con las secuelas. Este terremoto, intensificado por réplicas y la interrupción de servicios esenciales, sirve como un recordatorio contundente de la vulnerabilidad de la región ante desastres. Es emblemático de los desafíos que enfrentan las naciones insulares del Pacífico, que están siendo cada vez más afectadas por las amenazas duales de desastres naturales y el cambio climático. Países como Vanuatu están atrapados en un ciclo de desastres en cascada, donde eventos sísmicos frecuentes se entrelazan con las graves consecuencias de peligros inducidos por el clima, incluidos ciclones, el aumento del nivel del mar y la erosión costera. Las repercusiones no son meramente sobre la infraestructura y el medio ambiente; también infligen pérdidas asombrosas a poblaciones y ecosistemas vulnerables, planteando preguntas urgentes sobre la preparación y la resiliencia ante desastres. Los Informes Subregionales sobre Desastres de Asia y el Pacífico 2024, lanzados por la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (ESCAP), tienen como objetivo abordar estos desafíos únicos proporcionando información y recomendaciones personalizadas para cada subregión. Los informes destacan que los riesgos de desastre en aumento en Asia y el Pacífico requieren acciones transformadoras en lugar de incrementales para salvaguardar a las comunidades y economías. En las últimas cinco décadas, Asia del Este y el Noreste han enfrentado pérdidas económicas de casi 2 billones de dólares y cerca de medio millón de muertes debido a desastres. A medida que las temperaturas globales aumentan, se espera que esta región sufra un incremento en sequías, olas de calor e inundaciones, poniendo a los centros urbanos y la infraestructura crítica en un riesgo elevado. En el sudeste asiático, casi toda la población ahora enfrenta riesgos de inundación bajo un escenario de calentamiento de 2°C, siendo la cuenca del río Mekong un importante punto crítico de múltiples peligros. Mientras tanto, las islas del Pacífico enfrentan las amenazas acumuladas del aumento del nivel del mar y ciclones más fuertes, erosionando las costas, poniendo en peligro la biodiversidad y obligando a las comunidades a considerar la reubicación. En el sur y suroeste de Asia, el deshielo de los glaciares del Tercer Polo amenaza la seguridad hídrica de más de 1.3 mil millones de personas, mostrando el amplio alcance de los impactos del cambio climático en la región. Las implicaciones económicas son asombrosas, con pérdidas anuales promedio proyectadas para aumentar significativamente bajo varios escenarios de calentamiento. Por ejemplo, Asia del Este y el Noreste podrían ver una pérdida anual promedio de 510 mil millones de dólares si las temperaturas aumentan 2°C, mientras que los pequeños estados insulares en desarrollo como Vanuatu podrían experimentar pérdidas superiores al 21% de su PIB. A pesar de estas proyecciones desalentadoras, los informes enfatizan el potencial de estrategias de adaptación transformadora para reducir riesgos y proteger medios de vida. Un área crítica identificada es la implementación de sistemas de alerta temprana (SAT), que pueden mitigar significativamente las pérdidas relacionadas con desastres. En el sudeste asiático, los SAT efectivos podrían ahorrar entre 8.7 mil millones y 13.1 mil millones de dólares anuales, mientras que en el Pacífico, podrían prevenir daños por un valor de 4 mil millones a 6 mil millones de dólares cada año. La importancia de la información oportuna y accionable no puede ser subestimada, especialmente en regiones que enfrentan riesgos complejos de múltiples peligros. Los informes también subrayan la necesidad de cooperación transfronteriza para abordar riesgos compartidos como los peligros oceánicos, el estrés hídrico en tierras interiores y la desertificación. Iniciativas colaborativas, incluyendo la restauración de manglares y la gestión costera integrada en el Pacífico y el sudeste asiático, pueden mejorar la resiliencia y proteger ecosistemas vulnerables. Para abordar estos desafíos multifacéticos, los informes subregionales de 2024 piden un cambio sísmico en cómo las naciones perciben y actúan frente a la reducción del riesgo de desastres. La adaptación transformadora debe estar integrada en todos los sectores, desde la agricultura hasta la planificación urbana, y la cooperación regional debe ser priorizada para combatir eficazmente los riesgos transfronterizos. A medida que las naciones alinean acciones locales con marcos globales como el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y el Acuerdo de París, la región de Asia y el Pacífico se encuentra en una encrucijada. Las herramientas y el conocimiento necesarios para construir un futuro sostenible y resiliente están al alcance. Sin embargo, se requiere acción inmediata y decisiva para evitar los riesgos inminentes que amenazan con volverse irreversibles y económicamente ingobernables. El momento para el cambio transformador es ahora, y las apuestas nunca han sido más altas.