Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Delhi continúa enfrentando una crisis de contaminación del aire que la ha convertido en la ciudad más contaminada de India, según datos publicados hasta el 20 de diciembre. Alarmantemente, la calidad del aire en la capital supera los límites permisibles de la Organización Mundial de la Salud para partículas en suspensión (PM2.5) en una asombrosa 17 veces. Este contaminante diminuto pero peligroso puede penetrar profundamente en los pulmones, provocando una serie de complicaciones de salud, incluidas enfermedades respiratorias, un aumento en los casos de cáncer y resultados reproductivos adversos, como abortos espontáneos. A pesar de numerosas iniciativas e intervenciones por parte del gobierno y la Corte Suprema, la lucha contra la contaminación del aire en Delhi aún no ha dado resultados significativos. La mayoría de las fuentes de contaminación se pueden atribuir a actividades humanas: la quema de carbón, diversos combustibles fósiles, biomasa industrial y las emisiones de plantas de energía a base de carbón contribuyen en gran medida al aire tóxico. Además, el humo de cocina, las emisiones de vehículos, las extensas actividades de construcción, el uso de fuegos artificiales y la quema de residuos agrícolas también contribuyen a los problemas de aire de la ciudad. Los cambios estacionales agravan el problema de la contaminación, particularmente en invierno, cuando las inversiones térmicas atrapan los contaminantes cerca del suelo, impidiendo su dispersión. Aunque se han propuesto algunas soluciones, como promover la diversificación de cultivos en los estados vecinos y reformar el sector del transporte, hay una evidente falta de enfoque en fuentes críticas de contaminación como las plantas de energía térmica y las instalaciones de conversión de residuos en energía (WtE). Un informe reciente del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio reveló que las plantas térmicas emiten dióxido de azufre a niveles que son 240 veces más altos que los de la quema de rastrojos. Si bien el gobierno ha impuesto fuertes multas a los agricultores por la quema de rastrojos, las plantas de energía a base de carbón continúan operando con repetidas extensiones de plazos para cumplir con las regulaciones de emisiones. Aunque existen directrices que requieren que tales plantas instalen sistemas de desulfuración de gases de combustión, capaces de reducir las emisiones de dióxido de azufre en más del 60%, el Ministerio de Energía de la Unión ha estado buscando más extensiones, con la Autoridad Central de Electricidad ya perdiendo dos plazos clave y posponiendo su cronograma hasta 2035. Además de las plantas de energía a carbón, las cuatro plantas WtE de Delhi, ubicadas en Ghazipur, Narela, Okhla y Tehkhand, son contribuyentes significativos de la crisis de contaminación. Estas instalaciones queman residuos municipales para generar vapor para la producción de electricidad, presentándose como una solución al creciente problema de basura de la ciudad. Sin embargo, este proceso produce cenizas volantes y cenizas de fondo tóxicas, que representan serias amenazas ambientales. The New York Times informó recientemente que las cenizas volantes de la planta WtE de Timarpur-Okhla contienen concentraciones de cadmio cuatro veces más altas que los niveles permisibles y dioxinas a diez veces el límite legal. Alarmantemente, la planta no cumple con las normas ecológicas en su manejo de cenizas volantes, lo que plantea serias preocupaciones sobre la contaminación del aire y del agua. A pesar de la existencia de tecnologías modernas de incineración diseñadas para minimizar las emisiones, sigue siendo incierto si las instalaciones WtE de Delhi emplean medidas adecuadas, como filtros o depuradores, para mitigar la liberación de contaminantes nocivos. La ausencia de directrices claras en el Plan de Acción de Respuesta Gradual respecto a las plantas WtE complica aún más la situación, dejando a las comunidades marginadas—que a menudo se encuentran cerca de estas instalaciones—en el mayor riesgo. La justicia ambiental exige un escrutinio inmediato de las plantas WtE y sus contribuciones a la contaminación. Las plantas deberían cesar operaciones hasta que adopten tecnologías avanzadas y ecológicas para el procesamiento de residuos que no comprometan la calidad del aire. A medida que Delhi lidia con una crisis de contaminación que amenaza la salud y el bienestar de millones, es imperativo que tanto las autoridades gubernamentales como ambientales prioricen la salud pública sobre prácticas obsoletas. Solo a través de una evaluación rigurosa y la implementación de tecnologías modernas, la capital podrá esperar cambiar el rumbo frente a sus persistentes desafíos de calidad del aire.