Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Los grandes inversores globales están atravesando un momento de incertidumbre, en el que la posibilidad de una guerra comercial se erige como la principal preocupación en el horizonte económico. Según la última encuesta de gestores de fondos realizada por Bank of America, el 37% de los encuestados considera que los aranceles propuestos por la administración de Donald Trump podrían desatar conflictos comerciales que afectarían gravemente a la economía estadounidense y, por ende, a la economía global. Esta inquietud se complementa con temores sobre un posible repunte de la inflación, que podría resultar en un endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal, limitando así las posibilidades de crecimiento. Sin embargo, a pesar de estas preocupaciones, los inversores parecen mantener una visión optimista hacia el futuro. La encuesta indica que la mayoría de los gestores no anticipan una recesión en Estados Unidos en los próximos 18 meses. Este optimismo se apoya en la esperanza de que factores como una eventual recuperación de la economía china y los avances en inteligencia artificial puedan generar un impulso significativo en la productividad y el desarrollo económico global. El 40% de los gestores de fondos se muestra particularmente esperanzado con el resurgimiento de la economía china, que podría revitalizar el comercio y los mercados financieros en todo el mundo. Esta perspectiva contrasta con la percepción negativa que existe sobre las políticas comerciales de Trump, que, según algunos analistas, podrían resultar en un crecimiento económico más débil. Benjamin Melman, de Edmond de Rothschild AM, advierte que aranceles más altos podrían impactar negativamente en el crecimiento del PIB de Estados Unidos, con estimaciones del Fondo Monetario Internacional que sugieren una reducción del 0,4% al 0,6% si los aranceles aumentan un 10%. Por otro lado, un 13% de los encuestados manifiesta su confianza en que la inteligencia artificial marcará la pauta en la mejora de la productividad empresarial, un cambio que podría ser crucial en un entorno de costos en ascenso. Este avance tecnológico se presenta como una posibilidad de optimizar procesos y reducir gastos operativos, lo que podría contrarrestar los efectos adversos de la inflación. La posibilidad de un acuerdo de paz entre Rusia, Ucrania y Estados Unidos también surge como un potencial catalizador de crecimiento. Un tratado que estabilice la región podría tener efectos positivos en los mercados de energía y de alimentos, dado que Rusia es un importante exportador de gas y Ucrania de cereales. Tal acuerdo podría aliviar las tensiones económicas que han caracterizado a los últimos años y permitir un mayor flujo de comercio y recursos. En Europa, hay una división notable en las expectativas sobre el impacto de las políticas de Trump. Mientras que el 50% de los inversores considera que estas políticas tendrán un efecto neto positivo en el crecimiento global y en la estabilidad de precios, un 17% pronostica un escenario de crecimiento más débil y una inflación elevada. Estas diferencias reflejan la complejidad del entorno económico y la diversidad de opiniones sobre cómo deberían responder las instituciones financieras a los cambios en la política económica estadounidense. Mientras tanto, los inversores europeos también comparten la inquietud de que la Fed podría reaccionar agresivamente ante un repunte de la inflación, implementando medidas monetarias más restrictivas. Sin embargo, un 12% de los encuestados ve en la reducción de impuestos prometida por la próxima administración un motivo de optimismo, lo que sugiere que hay un camino potencial hacia la estabilidad económica. Además, las proyecciones para el año 2025 reflejan un aumento en el optimismo de los inversores. Solo el 6% de ellos prevé un "aterrizaje brusco" de la economía, una notable disminución en comparación con el 23% que compartía este temor el año anterior. Este cambio de percepción puede indicar una mayor confianza en la capacidad del mercado para recuperarse y adaptarse a los nuevos desafíos. Finalmente, un 30% de los gestores de fondos creen que las acciones estadounidenses tendrán un mejor rendimiento, con expectativas de que índices como el Russell 2000 y el Nasdaq muestren un comportamiento favorable en los próximos meses. Este enfoque en el sector tecnológico y en empresas de menor capitalización podría ser el resultado de una fe renovada en la innovación y el crecimiento como motores de la economía futura. A medida que los inversores navegan por un panorama incierto, el equilibrio entre el optimismo y la precaución será crucial para capitalizar las oportunidades y mitigar los riesgos que se presentan en el camino.