Crisis de atención médica en EE. UU.: lucro vs. salud de los ciudadanos

Crisis de atención médica en EE. UU.: lucro vs. salud de los ciudadanos

Thom Hartmann denuncia la crisis de salud en EE. UU. por el lucro de las aseguradoras, que niegan atención a millones pese a altos costos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En un reciente artículo, Thom Hartmann expone la crisis de la atención médica en Estados Unidos, centrándose en el fracaso de la industria de seguros de salud. Según Hartmann, este sistema, dominado por empresas con fines de lucro, ha llevado a que millones de estadounidenses no reciban la atención que necesitan, a pesar de pagar primas elevadas. Su análisis revela un panorama sombrío donde los beneficios de las corporaciones parecen tener más peso que la salud de los ciudadanos. Uno de los puntos más impactantes que menciona Hartmann es el rechazo sistemático de reclamaciones por parte de estas compañías. Es alarmante saber que, en algunos casos, hasta un 32% de las reclamaciones son denegadas, lo que se traduce en un sufrimiento innecesario para las personas que buscan atención médica. Esto plantea la pregunta de si el propósito de estas empresas es realmente cuidar la salud de sus asegurados o simplemente maximizar sus ganancias. El reciente asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, ha desatado un intenso debate sobre la ética y la moralidad de un sistema que prioriza el lucro sobre la vida. Hartmann argumenta que las decisiones tomadas por ejecutivos como Thompson han resultado en la muerte de muchos estadounidenses y pone de relieve la contradicción entre un sistema que busca eficiencia como una empresa, y uno que debe estar orientado a satisfacer las necesidades humanas. Hartmann también compara la atención médica en Estados Unidos con la de otros países desarrollados, donde la atención médica es considerada un bien común. Al señalar que en otros sistemas, como el de la Administración de Veteranos de Estados Unidos, el enfoque es mantener saludables a las personas y no generar ganancias, plantea una crítica contundente a la forma en que las empresas de seguros operan en el país. El autor sugiere que la privatización de servicios esenciales, impulsada por una élite empresarial que busca evadir impuestos, ha llevado al sistema de salud estadounidense a un punto crítico. El temor a que más servicios sean privatizados, como los sistemas escolares, resuena en un contexto en donde se ha demostrado que estas decisiones tienen un impacto negativo en la calidad de vida de los ciudadanos. Los costos de atención médica en Estados Unidos son exorbitantes, alcanzando más de $12,000 por persona, casi el doble que en otros países desarrollados. A pesar de este gasto, la salud pública muestra indicadores preocupantes, como una menor esperanza de vida y tasas más altas de enfermedades crónicas. Este contrasentido pone de manifiesto la ineficiencia de un sistema que prioriza el beneficio económico sobre la salud pública. Hartmann menciona que, si el país optara por un sistema de pagador único, como el propuesto por el senador Bernie Sanders, el costo de atención médica podría disminuir drásticamente, al mismo tiempo que garantizaría cobertura para todos los ciudadanos. Esta propuesta, que parece lógica desde el punto de vista económico y ético, se enfrenta a la feroz resistencia de aquellos que se benefician del sistema actual. La reacción pública al asesinato de un ejecutivo de altos vuelos en la industria de seguros refleja un profundo descontento y frustración con un sistema que ha dejado a millones sin acceso a la atención médica adecuada. La división entre aquellos que ven la atención médica como un derecho y los que la consideran una mercancía se hace cada vez más evidente. La pregunta que surge a partir de este trágico evento es si finalmente se abrirá un debate significativo sobre el futuro del sistema de salud en el país. Hartmann espera que este momento sirva como catalizador para discutir la necesidad de una reforma estructural que ponga fin a la privatización de la atención médica y devuelva la salud pública a un lugar central en la política estadounidense. En resumen, el artículo de Hartmann no solo critica el estado actual de la atención médica en Estados Unidos, sino que también invita a los lectores a reflexionar sobre el papel del gobierno en la provisión de servicios esenciales y la importancia de considerar la salud como un bien común y no como una oportunidad de negocio. El futuro de la atención médica en el país depende de la voluntad colectiva de desafiar un sistema que, en su esencia, ha demostrado ser mortal para muchos.

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