La violencia política aumenta a nivel global: las democracias consolidadas ya no están a salvo de la agitación.

La violencia política aumenta a nivel global: las democracias consolidadas ya no están a salvo de la agitación.

La violencia política está en aumento a nivel mundial, con democracias consolidadas como el Reino Unido experimentando un aumento del 250%, impulsada por la ira y el populismo.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 20.12.2024

La violencia política se está convirtiendo cada vez más en un problema generalizado a nivel mundial, y datos recientes sugieren que incluso democracias consolidadas como el Reino Unido no son inmunes a esta preocupante tendencia. El proyecto de Datos sobre Ubicación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED) ha informado un asombroso aumento de la violencia política, con casi 200,000 incidentes registrados solo en el último año. Esto marca una escalada significativa respecto a los 104,371 incidentes documentados en 2020. Las estadísticas revelan además que aproximadamente 233,000 personas han perdido la vida a causa de la violencia política en 2024, con 50 naciones clasificadas como que experimentan niveles extremos, altos o turbulentos de tal agitación. Entre los hallazgos más alarmantes se encuentra la creciente tasa de violencia política vinculada a grandes conflictos. Los territorios palestinos han emergido como la región más peligrosa, experimentando un promedio de 52 incidentes violentos diarios y un total de 35,000 muertes este año. Asimismo, la guerra en Ucrania ha contabilizado casi 65,000 incidentes documentados de violencia política, mostrando un aumento significativo respecto a años anteriores. Sin embargo, el aumento de la violencia política no se limita a las zonas de conflicto tradicionales. El año que concluyó recientemente vio un notable aumento en los incidentes violentos dentro de los países que celebran elecciones democráticas, con un asombroso aumento del 63% en la violencia política durante este tiempo, en comparación con un aumento del 21% en naciones sin elecciones. En Europa, excluyendo Ucrania y Rusia, las tasas de violencia política se han triplicado desde 2018. En el Reino Unido, se observó un preocupante aumento del 250% en la violencia política en 2024, con incidentes como el apuñalamiento en una clase de baile infantil en Southport, que provocó disturbios posteriores. Este fenómeno inquietante puede atribuirse a una variedad de factores. Los grandes conflictos suelen estar impulsados por consideraciones estratégicas y dinámicas de conflicto tradicionales, y su resolución depende de alinear incentivos para la paz. En el contexto de las elecciones, la violencia política a menudo surge cuando los partidos se sienten obligados a recurrir a la violencia para asegurar el poder, particularmente en entornos donde se cuestiona la integridad electoral. Sin embargo, la escalada de la violencia política en democracias consolidadas plantea preguntas incómodas sobre las causas subyacentes. Muchos ciudadanos están lidiando con sentimientos de marginación y desilusión con el establecimiento político. No obstante, este sentimiento de insatisfacción no explica completamente los brotes violentos observados en Inglaterra e Irlanda del Norte tras el incidente de Southport, donde los alborotadores dirigieron su ira hacia los solicitantes de asilo y la vivienda para refugiados. En el corazón de este tumulto se encuentra una potente mezcla de ira política y sentimiento populista. La ira en sí misma no es un fenómeno nuevo, pero cuando es aprovechada por líderes populistas que buscan capitalizar la frustración pública, puede conducir a resultados peligrosos. En este contexto, los grupos vulnerables a menudo se convierten en chivos expiatorios, siendo blanco de ataques en un intento de redirigir la ira pública hacia "otros". La manipulación del sentimiento público a través de la desinformación y las redes sociales perpetúa aún más este ciclo de odio y división. Investigaciones indican que el aumento de la ira política conduce a un incremento en la polarización social, con individuos que se retiran de interactuar con puntos de vista diferentes. Esta tendencia socava los fundamentos de la democracia, como se observa en la creciente división en la sociedad estadounidense. Incluso actos de violencia aparentemente aislados, como el asesinato del CEO de UnitedHealth Group, Brian Thompson, pueden servir para unir a facciones políticas dispares en un indignado rechazo hacia un objetivo común. A pesar de que Escocia parece actualmente un paisaje político más tranquilo, es esencial mantenerse alerta. El aumento de protestas de extrema derecha dirigidas a los solicitantes de asilo, aunque aún no ha escalado a la violencia observada en otros lugares, señala que las mismas corrientes de ira y descontento están presentes. El reciente despido de un organizador de Reform UK con conexiones con el terrorismo lealista ilumina aún más el potencial de explotación del descontento público en Escocia. A medida que nos acercamos a las elecciones de Holyrood de 2026, es crucial reconocer los desafíos que plantea la ira y la violencia política. Prevenir una espiral hacia la divisividad y el odio es una tarea mucho más manejable que intentar extraer a una sociedad de tal enredo una vez que ha echado raíces. El camino por delante requiere un esfuerzo colectivo para abordar las causas fundamentales del descontento, promover el diálogo y fomentar un clima político que priorice la unidad sobre la división. Las apuestas nunca han sido tan altas, y el momento de actuar es ahora.

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