Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que la investigación sobre el impactante tiroteo del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, continúa, las autoridades han revelado un detalle preocupante: el presunto agresor supuestamente utilizó una pistola impresa en 3D para cometer el crimen. Este incidente resalta una amenaza de seguridad global en auge que representan estas armas, a menudo denominadas "pistolas fantasmas" debido a su falta de números de serie y trazabilidad. El aumento de estas armas, que pueden ser fabricadas utilizando tecnología de impresión 3D fácilmente accesible, es parte de una tendencia alarmante que ha preocupado a las agencias de seguridad pública en todo el mundo. El fenómeno de las armas de fuego impresas en 3D no es nuevo; el primer caso criminal registrado que involucró tal arma surgió en 2013 en el Reino Unido. Desde entonces, ha habido un aumento notable tanto en el uso como en la producción ilícita de estas armas. Datos de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de EE. UU. revelan que entre 2017 y 2021, se incautaron casi 38,000 pistolas fantasmas sospechosas solo en los Estados Unidos. El número de estas armas rastreadas en 2021 se disparó a más de 19,000, un salto dramático en comparación con las cifras del año anterior. En Nueva York, la situación ha escalado aún más, con el número de armas impresas en 3D incautadas aumentando de solo 100 en 2019 a 637 en 2022. Las detenciones relacionadas con estas armas también han aumentado: a mediados de 2023, se realizaron 108 arrestos, en comparación con 66 durante todo 2022. América del Norte sigue siendo el epicentro de este problema, representando un asombroso 36% de los arrestos globales relacionados con armas impresas en 3D en 2023. Las implicaciones de esta tendencia van más allá de simples estadísticas. Los informes de las fuerzas del orden vinculan cada vez más la adquisición y producción de armas de fuego impresas en 3D con planes para acciones violentas de una diversa gama de grupos, desde extremistas y sindicatos del crimen organizado hasta rebeldes pro-democracia. Notablemente, los extremistas de extrema derecha han emergido como usuarios frecuentes de estas armas en casos relacionados con el terrorismo. Complicando el desafío de regular las pistolas impresas en 3D está el panorama legal desigual entre los países. Naciones como Japón y Canadá tienen leyes estrictas que prohíben la fabricación y posesión de tales armas. Sin embargo, en los Estados Unidos, el marco regulatorio es más complejo. El gobierno federal enfrenta desafíos constitucionales que complican los esfuerzos por imponer restricciones a las pistolas fantasmas. Mientras que la ley federal exige que las armas de fuego tradicionales lleven números de serie, permite la producción de armas caseras, incluidas aquellas que son impresas en 3D, para uso personal. En respuesta, varios estados han comenzado a promulgar sus propias regulaciones. A partir de noviembre de 2024, 15 estados han establecido normas que rigen las pistolas fantasmas, que generalmente incluyen requisitos para números de serie y verificaciones de antecedentes para los componentes. Por ejemplo, Nueva Jersey exige que todas las pistolas fantasmas sean registradas, mientras que las leyes propuestas en Nueva York buscan elevar la fabricación de armas de fuego impresas en 3D a un delito grave. A medida que la tecnología continúa evolucionando, se hace cada vez más evidente que los criminales están aprovechando los avances en impresión 3D para eludir regulaciones y crear armas no rastreables. El caso de Brian Thompson subraya la urgente necesidad de un enfoque integral para abordar los riesgos asociados con las armas de fuego impresas en 3D. A medida que los gobiernos y las fuerzas del orden luchan por mantenerse al día con estos desarrollos, la seguridad pública está en juego, destacando la necesidad de una respuesta colaborativa y proactiva ante esta amenaza emergente.