Los esfuerzos de rescate tras el terremoto en Vanuatu se intensifican ante el aumento de las víctimas y las preocupaciones por el desplazamiento.

Los esfuerzos de rescate tras el terremoto en Vanuatu se intensifican ante el aumento de las víctimas y las preocupaciones por el desplazamiento.

Los esfuerzos de rescate se intensifican en Vanuatu tras un terremoto de magnitud 7.3, que ha causado 10 muertes y desplazado a 900 personas en medio de daños significativos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Los rescatistas en Vanuatu están intensificando sus esfuerzos de búsqueda de sobrevivientes tras un devastador terremoto de magnitud 7.3 que golpeó la isla principal el martes. A medida que aumentan los informes de víctimas, con al menos 10 muertos confirmados, el alcance de la operación de rescate se ha ampliado a numerosas áreas afectadas por el sismo, particularmente más allá de la capital, Port Vila. El terremoto, que derribó estructuras de concreto y provocó deslizamientos de tierra, ha dejado una marca significativa en la región, dañando infraestructura esencial. Los suministros de agua se han visto comprometidos, los servicios de red móvil han sido interrumpidos y las operaciones en el puerto principal de carga se han detenido, junto con la suspensión de vuelos comerciales. Las Naciones Unidas han informado que alrededor de 80,000 personas, incluyendo más de 14,000 niños, han sido directamente afectadas por el desastre en un archipiélago que tiene una población de aproximadamente 320,000. A medida que avanzan los esfuerzos de recuperación, el gobierno ha confirmado las fatalidades, que incluyen a dos nacionales chinos y un ciudadano francés, según lo verificado por sus respectivas embajadas. Los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda han respondido enviando a más de 100 personas, equipadas con equipo de rescate, perros entrenados y suministros de ayuda esenciales para asistir en la búsqueda de sobrevivientes y llevar a cabo reparaciones de emergencia. Douglas May, el líder del equipo de rescate de Australia, que cuenta con 69 miembros, proporcionó una actualización indicando que el equipo se está enfocando ahora en varios sitios de colapso importantes, particularmente en Port Vila. Los sitios clave de preocupación incluyen un edificio de cuatro pisos que albergaba un supermercado, un hotel y un garaje, así como un bloque comercial de dos pisos en el centro de la ciudad que ha quedado reducido a una pila plana de concreto. Jeff Mabbett, gerente interino de la Asociación de Servicios de Emergencia de Vanuatu, señaló que la mayoría de las víctimas han ocurrido en el bloque comercial, donde su equipo llegó al lugar minutos después de que el terremoto golpeara. Cuatro días después del sismo, las operaciones de rescate continúan, obstaculizadas por el acceso limitado a maquinaria pesada, la precaria condición de los edificios colapsados, la mala iluminación y las réplicas en curso. A pesar de estos desafíos, los rescatistas se mantienen determinados, con Mabbett reportando que la moral entre los equipos es alta. Además de los esfuerzos de rescate, se han desplegado equipos de apoyo médico, incluido un hospital de campaña para atender a los sobrevivientes. Más de 100 pacientes han sido tratados en los días posteriores al terremoto, con asistencia de turistas que son paramédicos, doctores y enfermeras de Australia y Nueva Zelanda. Su apoyo ha sido invaluable, especialmente dado que los recursos médicos locales están bajo presión. El impacto del terremoto también ha afectado a las misiones diplomáticas en la región, con una estructura que alberga embajadas de EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda que ha sufrido daños significativos, aunque no se reportaron víctimas. En respuesta a la crisis en curso, el gobierno de Vanuatu ha declarado un estado de emergencia de siete días, junto con un toque de queda nocturno. Sin embargo, los funcionarios están cada vez más preocupados por el bienestar de aproximadamente 900 personas que han sido desplazadas de sus hogares. Muchos se han visto obligados a dormir al aire libre sin un acceso adecuado a agua y servicios de saneamiento, lo que genera preocupaciones sobre la salud pública y la seguridad. Philippe Guyant, un médico de la Organización Mundial de la Salud en Vanuatu, enfatizó la urgencia de la situación, señalando la ausencia de centros de evacuación establecidos para los afectados por el terremoto. Con muchos residentes temiendo regresar a sus hogares dañados, la necesidad de una respuesta integral para apoyar a los desplazados se vuelve cada vez más crítica. A medida que continúan los esfuerzos de rescate y la comunidad enfrenta las secuelas de este desastre natural, la resiliencia y solidaridad del pueblo de Vanuatu sin duda jugarán un papel crucial en su recuperación.

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