Miedos a Inundaciones: Residentes de Hemudu Luchan con las Deficiencias del Seguro en Medio de la Crisis Climática

Miedos a Inundaciones: Residentes de Hemudu Luchan con las Deficiencias del Seguro en Medio de la Crisis Climática

En Hemudu, los residentes enfrentan inundaciones anuales y carecen de seguro, lo que resalta la necesidad de China de un sistema de ayuda ante desastres robusto en medio de los riesgos climáticos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En la pequeña ciudad de Hemudu, ubicada en la parte sureste de China, los ríos y canales que alguna vez definieron la comunidad ahora representan una creciente amenaza para sus residentes. Zheng, un habitante de larga data, relata los desafíos de vivir en una zona que se inunda anualmente, dejándolo vulnerable mientras equilibra la gestión de una tienda de comestibles y el cuidado de su familia. Para Zheng y muchos otros como él, la opción de reubicarse es inalcanzable debido a limitaciones financieras, y encontrar un seguro que proteja su propiedad contra los peligros de las inundaciones ha demostrado ser casi imposible. A pesar del reconocimiento por parte del gobierno de la necesidad de un sistema robusto de seguros contra desastres—impulsado en parte por el catastrófico terremoto de Sichuan en 2008—solo alrededor del 10% de las familias chinas poseen actualmente pólizas de seguro de hogar. Este notable contraste con el casi 90% de cobertura que se observa en los Estados Unidos resalta una brecha significativa en la protección contra desastres relacionados con el clima. La crisis climática en curso agrava este problema, con 16 de las 20 regiones más vulnerables al clima a nivel mundial ubicadas en China, según identifican los expertos. Las pérdidas económicas derivadas de catástrofes no aseguradas son asombrosas, con estimaciones que alcanzan los 273 mil millones de dólares en la última década. Los factores culturales contribuyen a la baja adopción del seguro, ya que muchos ciudadanos chinos tradicionalmente dependen de la asistencia gubernamental o del apoyo familiar durante las crisis en lugar de soluciones basadas en el mercado. Esta dependencia coloca la responsabilidad sobre el gobierno chino, que ha comenzado a adquirir seguros contra catástrofes en nombre de ciudades y provincias enteras. Sin embargo, las autoridades locales a menudo luchan con fondos limitados, lo que resulta en una cobertura inadecuada incluso cuando los riesgos climáticos y las primas de seguros continúan aumentando. La ciudad de Ningbo, donde reside Zheng, se ha convertido en un punto focal para experimentar con seguros contra catástrofes respaldados por el gobierno. Después de la indignación pública por la insuficiencia de la ayuda tras un tifón en 2013, los funcionarios locales aseguraron pólizas para cubrir a sus ciudadanos, marcando un paso significativo hacia la atención de las vulnerabilidades de la comunidad. A pesar de algún éxito en proporcionar pagos que superaron las primas gubernamentales, existen problemas subyacentes con el programa. La dependencia del seguro paramétrico—donde los pagos dependen de alcanzar umbrales específicos—significa que muchos residentes reciben compensaciones que están muy por debajo de las pérdidas reales. Las aseguradoras que participan en el programa de Ningbo, como PICC Property and Casualty Co. Ltd., reconocen la inestabilidad financiera que plantean estos contratos, revelando que la falta de rentabilidad y la alta naturaleza de riesgo del seguro contra catástrofes complican sus operaciones. El gobierno, mientras se esfuerza por mostrar su postura proactiva, enfrenta una creciente presión a medida que los gobiernos locales de toda China lidian con una deuda sustancial y recursos decrecientes, lo que hace que la adopción generalizada de programas similares sea un desafío. Si bien el modelo de seguro de Ningbo ha llamado la atención como una posible solución para mitigar las cargas financieras relacionadas con desastres, sigue siendo una solución temporal en lugar de un enfoque integral. La cobertura máxima ofrecida a través del programa palidece en comparación con los daños pronosticados asociados con el cambio climático, especialmente a medida que aumenta la frecuencia de eventos climáticos severos. Muchos ciudadanos, como Zheng y su vecino Lin, aprecian los esfuerzos pero sienten que la asistencia proporcionada es insuficiente para realmente salvaguardar sus medios de vida. Los expertos enfatizan la necesidad de un fondo nacional de ayuda ante desastres que sea financiado por el gobierno central, diseñado para apoyar a las comunidades en tiempos de crisis. Hasta que se establezca un sistema de este tipo, los gobiernos locales seguirán siendo la fuerza principal detrás del seguro contra catástrofes, navegando sus propias limitaciones financieras mientras intentan proteger a los ciudadanos más en riesgo. La pregunta persiste: ¿puede China proteger efectivamente a sus poblaciones vulnerables de la creciente amenaza de inundaciones mientras también fomenta una cultura de seguros que empodere a sus ciudadanos para salvaguardar su futuro?

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