Dilema de la Atención Sanitaria: ¿Bien Público o Mercancía? La Elección Moldea Nuestro Futuro

Dilema de la Atención Sanitaria: ¿Bien Público o Mercancía? La Elección Moldea Nuestro Futuro

El debate sobre la atención médica en EE. UU. se centra en si debería ser un bien público o una mercancía, lo que impacta en el acceso a la atención, los costos y las relaciones entre pacientes y proveedores.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 18.12.2024

En el debate en curso sobre el futuro de la atención médica en los Estados Unidos, surge una pregunta crítica: ¿Es la atención médica fundamentalmente un bien público o es una mercancía que se puede comprar y vender? Este dilema ha dado lugar a un sistema que se encuentra torpemente en la intersección de ambas realidades, dejando a pacientes y proveedores atrapados en un paisaje de atención fragmentado que lucha por satisfacer las necesidades de muchos. Las reflexiones de un sabio médico rural resuenan profundamente en este contexto. Los pacientes desean tres resultados principales de sus experiencias de atención médica: la mejor atención posible, acceso inmediato a esa atención y asequibilidad. Sin embargo, como el médico señaló acertadamente, los pacientes solo pueden lograr de manera realista dos de estos tres deseos en un momento dado. Esta verdad duradera subraya los compromisos que no solo dan forma a las decisiones individuales sobre la atención médica, sino que también reflejan los fracasos sistémicos más amplios que aquejan a la atención médica estadounidense. La estructura actual de la atención médica en EE. UU. crea una identidad dividida. Para ciertas poblaciones—específicamente, los ancianos, los pobres y las personas con discapacidad—la atención médica se trata en gran medida como un bien público, con programas como Medicare y Medicaid interviniendo para proporcionar cobertura. Sin embargo, para la mayoría de la población fuera de estos programas, la atención médica se trata como una mercancía, sujeta a los caprichos de las fuerzas del mercado. Esta dualidad complica la conversación en torno a las reformas necesarias, ya que seguimos sin poder enfrentar la pregunta fundamental de lo que la atención médica debería representar en nuestra sociedad. Las consecuencias de esta identidad dividida son severas. Un palpable sentido de frustración y enojo entre los pacientes ha escalado, desafortunadamente, a la violencia contra los proveedores de atención médica. El trágico asesinato de Brian Thompson, CEO de una importante empresa de atención médica, es un recordatorio contundente del costo humano que puede acarrear un sistema disfuncional. Los pacientes, a menudo sintiéndose impotentes y financieramente vulnerables, arremeten contra quienes están en la primera línea, a pesar de saber que los clínicos individuales no son responsables de las insuficiencias sistémicas. Los datos de encuestas indican que los costos de atención médica han alcanzado un punto de inflexión, convirtiéndose en uno de los temas más apremiantes que enfrentan funcionarios gubernamentales, empleadores y personas comunes por igual. A medida que los costos siguen disparándose, está claro que ningún grupo—sean médicos, hospitales, aseguradoras o fabricantes de medicamentos—puede asumir la responsabilidad exclusiva de los gastos descontrolados. Esta crisis ha estado décadas en gestación, derivada de una serie de problemas identificados desde 1970, cuando expertos de la industria señalaron que muchos estadounidenses estaban recibiendo atención de calidad inferior debido a la mala distribución de recursos y la financiación inequitativa. Para cambiar esta trayectoria, existe un caso convincente para la inversión estratégica en infraestructura de atención primaria. La investigación ha demostrado de manera consistente que mejorar la atención primaria puede conducir a mejores resultados de salud y una mayor equidad en el acceso. Un informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina destacó que expandir la disponibilidad de atención primaria es el único componente de la atención médica vinculado a una mejor salud de la población. Tal inversión podría empoderar a los pacientes y ayudar a reducir costos, fomentando un sistema de atención médica que sirva mejor a todos. Ha llegado el momento de tener una discusión honesta sobre la naturaleza fundamental de la atención médica en América. Si elegimos abrazarla como un bien social, debemos abogar por el acceso universal y una responsabilidad compartida por financiar ese acceso. Por el contrario, si decidimos tratar la atención médica como una mercancía, debemos estar preparados para aceptar las inequidades y las ineficiencias inherentes a ese modelo. Hasta que enfrentemos estas preguntas de manera directa, los compromisos destacados por el viejo médico rural seguirán siendo una realidad persistente. Los pacientes continuarán luchando por encontrar atención que sea simultáneamente de alta calidad, inmediata y asequible. Los proveedores seguirán soportando el peso de la frustración de los pacientes, ocasionalmente con resultados trágicos. En última instancia, nuestro sistema de atención médica seguirá siendo un patchwork de compromisos, dejando a muchos insatisfechos y anhelando un cambio significativo.

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