Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Otro fuerte terremoto ha golpeado las islas Vanuatu, agravando la devastación causada por un temblor ocurrido solo un día antes. El último sismo, medido en 6.1 en la escala de Richter y ocurrido a una profundidad superficial de 10 kilómetros, sigue a un terremoto más potente de magnitud 7.3 que ya ha dejado al menos 14 muertos y muchos más atrapados bajo edificios colapsados, particularmente en la capital, Port Vila. Las operaciones de rescate están en marcha, pero la situación sigue siendo grave. Con los servicios de emergencia abrumados, los funcionarios han informado que se espera que el número de muertos del terremoto del martes aumente a medida que continúan los esfuerzos de búsqueda y recuperación durante la noche. Katie Greenwood, jefa de delegación de la Federación Internacional de la Cruz Roja del Pacífico, señaló en X que el gobierno de Vanuatu ha confirmado 14 fatalidades, mientras que aproximadamente 200 personas han recibido tratamiento por lesiones en el hospital principal de Port Vila. La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha estimado que alrededor de 116,000 personas se han visto afectadas por el terremoto, con daños estructurales significativos reportados en toda la región. Edificios, incluido el Alto Comisionado de Nueva Zelanda, han sufrido daños, lo que complica aún más los esfuerzos de respuesta. El periodista Dan McGarry, quien ha vivido en Vanuatu durante más de dos décadas, describió el temblor como el terremoto más violento que ha experimentado en el Pacífico. Sus comentarios subrayan la gravedad de la situación mientras las islas continúan experimentando réplicas tras el terremoto del martes. En una muestra de solidaridad, el Ministro de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda, Winston Peters, anunció que se está movilizando asistencia para apoyar a Vanuatu en este momento crítico. "Vanuatu es un miembro de nuestra familia del Pacífico y lo estamos apoyando en este momento de necesidad aguda", declaró Peters. Se despachó un avión de vigilancia militar para evaluar los daños, mientras que un equipo de búsqueda y rescate urbano, junto con suministros de ayuda, se desplegará una vez que se reabra el aeropuerto de Port Vila. Peters enfatizó además que Nueva Zelanda trabajará en estrecha colaboración con sus socios Australia y Francia para proporcionar apoyo adicional según sea necesario. También instó a los ciudadanos neozelandeses en Vanuatu a solicitar asistencia consular tan pronto como sea posible. La Ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Penny Wong, expresó sentimientos similares, confirmando que su gobierno se está preparando para desplegar asistencia, incluidos equipos de búsqueda y rescate urbano y equipos médicos de emergencia. Sin embargo, con el aeropuerto internacional de Port Vila actualmente cerrado, la logística inmediata para la entrega de ayuda sigue siendo un desafío. El hospital local, ya sobrecargado por la afluencia de pacientes, reportó que su quirófano no está funcional, lo que ha llevado a la instalación de carpas de triaje afuera para manejar a quienes necesitan atención médica urgente. Las comunicaciones se han visto gravemente afectadas, complicando los esfuerzos de coordinación. Las autoridades solo han restablecido recientemente el contacto con la Oficina Nacional de Gestión de Desastres gracias a los servicios de satélite de Starlink. Mientras la región lidia con este doble desastre, el enfoque sigue en las operaciones de rescate y recuperación, con las autoridades trabajando incansablemente para asistir a los afectados por la calamidad. La situación de Vanuatu es un recordatorio claro de la vulnerabilidad de las naciones insulares ante desastres naturales, mientras las comunidades se unen para apoyarse mutuamente y navegar por el camino por delante.