Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Un poderoso terremoto golpeó la capital de Vanuatu, Port Vila, el 17 de diciembre de 2024, dejando destrucción a su paso y generando preocupaciones sobre las posibles víctimas. El sismo, de magnitud 7.3, ocurrió a una profundidad de 57 kilómetros (35 millas) y tuvo su epicentro aproximadamente a 30 kilómetros de la costa de la isla principal de Efate a las 12:47 PM, hora local. Los testigos describieron escenas de devastación, señalando particularmente el colapso de numerosos edificios, incluido uno que albergaba las embajadas de EE. UU. y Francia. Michael Thompson, un residente local, informó por teléfono satelital que la planta baja donde se ubicaba la embajada de EE. UU. parecía estar completamente aplastada, mientras que los pisos superiores aún se mantenían precariamente en pie. Su escalofriante observación de que "si había alguien allí en ese momento, entonces se han ido" ha aumentado los temores de fatalidades entre aquellos atrapados en los escombros. En respuesta a los extensos daños, la embajada de Estados Unidos en Papúa Nueva Guinea anunció que cerraría temporalmente la embajada de Port Vila, citando "daños considerables" en sus instalaciones. La Alta Comisión de Nueva Zelanda, también ubicada en el mismo edificio, informó sobre daños estructurales significativos. El Ministro de Relaciones Exteriores, Winston Peters, expresó una profunda preocupación por las implicaciones del terremoto, enfatizando la necesidad de apoyo. Mientras los equipos de rescate se movilizaban para abordar la crisis inmediata, Thompson destacó la grave situación en el terreno, señalando que se habían visto cuerpos en varios edificios y que un deslizamiento de tierra había cubierto un autobús, sugiriendo más víctimas. Las condiciones se vieron agravadas por la destrucción de al menos dos puentes y la interrupción generalizada de las redes móviles, obstaculizando la comunicación y los esfuerzos de rescate. "Simplemente están avanzando con una operación de rescate", comentó Thompson, pidiendo asistencia internacional, particularmente para evacuaciones médicas y personal de rescate capacitado para operar en escenarios de terremotos. Imágenes compartidas por Thompson mostraron equipos de rescate uniformados operando en medio del caos, mientras vehículos de emergencia se apresuraban a la escena donde techos habían colapsado sobre vehículos estacionados. Las calles, llenas de vidrios rotos y escombros, pintaban un sombrío panorama de las secuelas. Nibhay Nand, un farmacéutico con sede en Sídney y con intereses en todo el Pacífico Sur, transmitió mensajes del personal en Port Vila indicando que la mayoría de las tiendas habían sido destruidas y que muchos edificios cercanos se habían colapsado. "Estamos esperando que todos se conecten para saber cuán devastador y traumático será esto", comentó, reflejando una ansiedad colectiva mientras los canales de comunicación seguían interrumpidos. Aunque se emitió brevemente una advertencia de tsunami tras el terremoto, fue levantada poco después, evitando un desastre adicional para la asediada nación insular. Los terremotos no son infrecuentes en Vanuatu, que se encuentra en el Anillo de Fuego sísmico, una zona conocida por su actividad tectónica. El archipiélago, hogar de aproximadamente 320,000 residentes, se ve frecuentemente afectado por diversos desastres naturales, incluidos terremotos, inundaciones y tormentas. El último terremoto sirve como un recordatorio contundente de la vulnerabilidad de Vanuatu ante calamidades naturales, mientras la nación enfrenta la urgente necesidad de esfuerzos de rescate y recuperación en medio de una adversidad abrumadora.