Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Un poderoso terremoto de 7.4 en la escala de Richter golpeó la capital de Vanuatu, Port Vila, el martes, provocando una destrucción significativa y pérdida de vidas. El sismo, que ocurrió a una profundidad de 10 kilómetros, causó un caos inmediato mientras los edificios se derrumbaban y los vehículos quedaban aplastados bajo los escombros. Los informes indican que al menos una persona ha fallecido, con varios otros heridos y trasladados a hospitales para recibir tratamiento. La emisora estatal de Vanuatu, VBTC, capturó imágenes desgarradoras de las secuelas, mostrando coches atrapados bajo estructuras caídas en una calle que normalmente está llena de actividad comercial. Los testimonios de testigos revelaron que el temblor fue tan severo que dejó edificios, incluidos los que albergan diversas misiones extranjeras, gravemente comprometidos. Notablemente, las embajadas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Nueva Zelanda se vieron afectadas, con daños visibles reportados en sus instalaciones, lo que llevó a su cierre hasta que se pudieran realizar más evaluaciones. El terremoto también provocó deslizamientos de tierra, bloqueando la carretera principal que conecta Port Vila con el terminal de carga internacional, complicando aún más las respuestas de emergencia y los esfuerzos de transporte. Las comunicaciones a lo largo del archipiélago enfrentaron interrupciones, dificultando la coordinación entre las operaciones de rescate y los esfuerzos de ayuda. La Alta Comisión de Australia confirmó que sus sistemas de comunicación también experimentaron interrupciones. Inmediatamente después, los residentes informaron haber sentido varios temblores posteriores, siendo uno de ellos particularmente fuerte, lo que generó una mayor ansiedad entre aquellos que aún se recuperaban del sismo inicial. Afortunadamente, el Sistema de Advertencia de Tsunamis de EE. UU. canceló rápidamente una alerta de tsunami anterior, aliviando los temores de un desastre mayor. Las autoridades de EE. UU., Australia y Nueva Zelanda confirmaron que no se había detectado ninguna amenaza de tsunami para sus territorios. La ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Penny Wong, expresó solidaridad con el pueblo de Vanuatu, afirmando que la nación está monitoreando de cerca la situación y está preparada para ayudar en las secuelas de lo que describió como un "terremoto devastador". A medida que la comunidad lidia con la destrucción, la magnitud total de los daños y el número de víctimas aún deben determinarse, con funcionarios locales instando a los ciudadanos a ejercer precaución en los días siguientes mientras continúan los temblores en la región.