Literatura y violencia: ¿puede un libro inspirar actos criminales extremos?

Literatura y violencia: ¿puede un libro inspirar actos criminales extremos?

El caso de Luigi Mangione, acusado de asesinar a un ejecutivo, reabre el debate sobre la influencia de la literatura en actos violentos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 16.12.2024

La conexión entre la literatura y los actos de violencia ha sido un tema recurrente en el análisis de la psicología criminal. Recientemente, el caso de Luigi Mangione, un joven de 26 años acusado de asesinar al director ejecutivo de UnitedHealthcare, Brian Thompson, ha puesto de manifiesto cómo la lectura puede influir en comportamientos extremos. El libro “Delay, Deny, Defend: Why Insurance Companies Don't Pay Claims and What You Can Do About It”, cuyo título resuena ominosamente con las acciones de Mangione, ha visto un incremento notable en sus ventas tras el crimen. Las autoridades revelaron que Mangione poseía una pistola impresa en 3D al momento de su arresto, y que las balas que utilizó llevaban inscritas las palabras "retrasar, negar y defender". Estos términos, extraídos del polémico libro, han llevado a muchos a preguntarse si la obra de 2010 sirvió de inspiración para un acto tan atroz. La comisionada de policía de Nueva York, Jessica Tisch, confirmó la recuperación del arma, que coincide con los casquillos hallados en la escena del crimen. El hecho de que el libro se disparara en ventas en Amazon, alcanzando el segundo lugar y luego el primero en la categoría de no ficción, plantea interrogantes sobre la relación entre la literatura y la violencia. Este fenómeno no es nuevo; a lo largo de la historia, diversos asesinos han estado asociados con obras literarias que, directa o indirectamente, parecieran influir en su comportamiento delictivo. Uno de los ejemplos más notorios es el caso de Mark Chapman, quien asesinó a John Lennon. Chapman, obsesionado con “El guardián entre el centeno” de J.D. Salinger, llevaba el libro consigo en el momento del crimen y dejó una nota en la que afirmaba que su acto era su forma de comunicar un mensaje. Aunque algunos investigadores han desestimado la conexión, el vínculo entre el texto y su acción sigue siendo objeto de debate. El propio Ted Kaczynski, conocido como el Unabomber, tuvo una relación fascinante con la literatura. Su preferencia por “El agente secreto” de Joseph Conrad fue tan intensa que llegó a recomendarlo a su familia como clave para entenderlo. Kaczynski llevó su aprecio por el libro a tal extremo que su estilo de escritura reflejaba la influencia de Conrad, permitiendo que su hermano lo identificara y, finalmente, lo llevara ante la justicia. La historia de Charles Manson también ilustra cómo ciertos textos pueden moldear la ideología criminal. Manson, que lideró una secta responsable de múltiples asesinatos, se vio influenciado por “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” de Dale Carnegie, un libro que le enseñó tácticas de manipulación social. Esta obra y otras, como “Forastero en tierra extraña” de Robert Heinlein, sirvieron como herramientas para cimentar su control sobre sus seguidores. En el ámbito del crimen en serie, el caso de Ted Bundy resalta cómo la literatura pudo haber alimentado su deseo de libertad y evasión. Bundy, conocido por su astucia y carisma, se sintió identificado con “Papillon”, la biografía de Henri Charrière sobre su escape de una prisión inquebrantable. En sus propias palabras, la obra simbolizaba la esperanza de liberarse de las cadenas que lo ataban a su oscuro destino. El hecho de que un libro pueda aumentar notablemente sus ventas tras un crimen brutal plantea preguntas éticas sobre la cultura del sensacionalismo. La fascinación por la violencia y la criminalidad en la literatura y el cine puede atraer por morbo, pero también puede tener repercusiones en la mente de aquellos que están vulnerables a la influencia de tales narrativas. Las redes sociales y plataformas como Goodreads han permitido que los lectores compartan sus opiniones sobre estos libros, facilitando un intercambio de ideas que puede, en algunos casos, traspasar los límites de la legalidad. Los perfiles de usuarios, como el de Mangione, revelan que detrás de cada reseña y cada libro leído puede haber un trasfondo más oscuro que se traduce en acciones delictivas. En conclusión, la relación entre la literatura y la violencia es un fenómeno complejo y multifacético que requiere un análisis profundo. La historia de Mangione y su asociación con un texto específico es solo un capítulo en una narrativa más amplia que examina cómo los libros pueden influir en la mente humana, para bien o para mal. La búsqueda de entender estos vínculos es fundamental para prevenir futuros actos de violencia y fomentar una reflexión crítica sobre el poder de la palabra escrita.

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