Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el sol de verano brilla sobre la playa principal de Mount Maunganui, el idílico entorno oculta el potencial de desastre que acecha bajo la superficie: la amenaza de un tsunami. En una iniciativa convincente, el personal de gestión de emergencias de Tauranga se dispone a aumentar la conciencia pública y la preparación para tal evento a través de una innovadora simulación de realidad virtual (VR) que permite a los bañistas experimentar de primera mano el caos de un escenario de tsunami. En una realidad simulada, los participantes se colocarán cascos de VR y serán transportados a una situación en la que un fuerte terremoto golpea, llevando a la rápida retirada del océano y la inminente llegada de una ola gigantesca. Esta experiencia inmersiva, desarrollada por Skills VR en colaboración con científicos del comportamiento del Instituto de Ciencias Geológicas y Nucleares, tiene como objetivo educar y empoderar a la comunidad en la comprensión de sus respuestas durante tales emergencias. Isaac Orchard, asesor de resiliencia comunitaria en el Consejo de la Ciudad de Tauranga, destaca la importancia de esta iniciativa. "Los eventos de baja probabilidad, como los tsunamis, son difíciles de conceptualizar porque ocurren con poca frecuencia. La simulación sirve para hacer tangibles estos escenarios, permitiendo a las personas visualizar los efectos potenciales y las acciones necesarias," explica. Las estadísticas son alarmantes: más de 110,000 residentes a lo largo de la costa de Bay of Plenty residen dentro de las zonas de evacuación por tsunami, con un número significativo ubicado en Tauranga. Mapas desarrollados recientemente por el consejo indican el potencial de alturas máximas de olas de tsunami de hasta 14 metros, como resultado de un fuerte terremoto en la Trinchera de Kermadec. Aunque se considera que un tsunami de este tipo es raro, la preparación sigue siendo esencial, ya que el terremoto inicial podría ser la única advertencia para los habitantes de la costa. La experiencia de VR, que dura aproximadamente diez minutos, guía a los usuarios a través de dos simulaciones de terremoto seguidas del evento del tsunami. Los participantes deben responder siguiendo protocolos seguros, como buscar refugio durante los temblores y dirigirse a terrenos más altos cuando la amenaza de tsunami se vuelve evidente. El diseño de la simulación asegura accesibilidad, no requiere estar de pie o caminar, aunque se aconseja que los niños menores de 12 años se abstengan de participar debido a contenido angustiante. Orchard señala que esta forma de educación es sin precedentes en Nueva Zelanda. "Ha habido una brecha significativa en los métodos de aprendizaje interactivo sobre la preparación para desastres. Creemos que esta simulación proporciona una de las mejores plataformas para la participación y comprensión de la comunidad," afirma. Habiendo tenido la oportunidad de experimentar la simulación yo mismo, el impacto del entrenamiento es profundo. El entorno virtual, aunque no es fotorealista, transmite efectivamente la urgencia de la situación. La simulación lleva a los usuarios a través de momentos críticos, ayudando a guiar a una madre y a su hijo a través de las medidas de seguridad necesarias durante el terremoto, y presenciando la aterradora vista del océano siendo arrastrado violentamente lejos de la playa. A medida que el tsunami se estrella contra la costa, la abrumadora fuerza de la naturaleza es palpable, dejando tras de sí una escena de devastación: un recordatorio contundente del caos que un tsunami puede causar. La experiencia sirve como una poderosa herramienta educativa que deja a los participantes con un renovado sentido de conciencia sobre la preparación para desastres. Este verano, la comunidad tendrá diversas oportunidades para participar en el entrenamiento de tsunami en VR en puntos costeros desde diciembre hasta febrero. Al participar, los residentes pueden equiparse con el conocimiento y la confianza para actuar de manera rápida y efectiva en caso de que lo impensable ocurra. A medida que disfrutamos del sol de verano, la importancia de comprender y respetar el poder de la naturaleza no puede ser subestimada.