Juan Brignardello Vela
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La capital de Azerbaiyán, Bakú, es una ciudad que entrelaza maravillosamente su antigua historia con maravillas arquitectónicas modernas, convirtiéndola en un destino principal para los viajeros que buscan tanto riqueza cultural como atractivo contemporáneo. Entre sus muchas atracciones, los notables volcanes de barro que se encuentran en la región de Gobustán destacan como una maravilla natural que cautiva la imaginación. A poca distancia del bullicioso centro de conferencias COP29 y de la histórica Ciudad Amurallada de Icherisheher, los visitantes son recibidos por un paisaje de otro mundo. Los volcanes de barro, casi 400 de los cuales se encuentran en Azerbaiyán, no solo son visualmente impresionantes, sino también geológicamente significativos. Estas formaciones, algunas de las cuales tienen más de 20 millones de años, son el resultado de movimientos tectónicos que permiten la fuga de gases subterráneos, creando un espectáculo de barro espeso y burbujeante en lugar de lava fundida tradicional. El barro en sí, compuesto de arcilla, limo y una mezcla de minerales, se cree que posee propiedades terapéuticas, atrayendo a visitantes interesados en experimentar los únicos baños de barro de la región. Sin embargo, los expertos aconsejan precaución, recomendando consultar a un médico antes de disfrutar de este tratamiento natural. "Muchos consideran las propiedades terapéuticas del volcán de barro," señala un guía en el Complejo Turístico de los Volcanes de Barro, enfatizando la necesidad de seguridad en tales entornos naturales. Uno de los puntos destacados del complejo es el volcán de barro Gilinj, que cuenta con ocho conos activos que emiten brecha, un tipo de roca compuesta de fragmentos angulares. Aunque hay datos científicos limitados sobre sus erupciones, las evidencias geológicas sugieren que Gilinj ha estado activo desde la era del Pleistoceno Medio. Cerca de allí, el Volcán de Barro Toraghay ostenta el título de ser el volcán de barro más grande del mundo, sumando al atractivo de este punto geológico caliente. El acceso al Complejo Turístico de los Volcanes de Barro es económico, con entradas a un precio de 15 manats (aproximadamente 750 Rs) para adultos y un costo mínimo de 3 manats (alrededor de 150 Rs) para niños. Sin embargo, hay regulaciones de seguridad en vigor, aconsejando a los visitantes mantener una distancia de al menos cinco metros de los volcanes. Además de las maravillas naturales, el complejo alberga una exposición de historia natural que cuenta con una impresionante colección de esqueletos de animales, incluyendo los de jirafas, osos y leones, junto con ejemplares geológicos y piedras preciosas provenientes de todo Azerbaiyán. Estos volcanes de barro se encuentran cerca del sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO del Paisaje Cultural del Arte Rupestre de Gobustán, un lugar reconocido por su notable colección de grabados en roca que datan de miles de años. Este paisaje cultural, que abarca 537 hectáreas, muestra la antigua presencia humana en la región y proporciona una fascinante visión de la vida de aquellos que habitaron el área durante el período húmedo posterior a la última Edad de Hielo. La rica herencia y diversidad geológica de Azerbaiyán le han valido el apodo de "La Tierra del Fuego", una referencia tanto a sus fenómenos naturales como a su importancia histórica en la industria petrolera. Con dos sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO en Bakú, incluyendo la Ciudad Amurallada con su icónico Palacio de los Shirvanshah y la Torre de la Doncella, así como el Paisaje Cultural del Arte Rupestre de Gobustán, los visitantes de Azerbaiyán son tratados con una extraordinaria mezcla de historia, cultura y belleza natural. A medida que los viajeros se agolpan para experimentar las maravillas únicas de Azerbaiyán, los volcanes de barro de Gobustán ofrecen una rara oportunidad de presenciar uno de los fenómenos geológicos más fascinantes del planeta mientras se sumergen en una región impregnada de historia antigua.