Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El sistema de salud en México se ha convertido en un tema de discusión recurrente, y su funcionamiento a menudo se asemeja a una "rueda del infortunio" que puede cambiar drásticamente de un momento a otro. En este contexto, los pacientes viven en una constante oscilación entre la satisfacción y la desesperación, dependiendo de la suerte que les toque en el tratamiento de sus padecimientos. Cuando las condiciones son favorables, el usuario se siente afortunado; sin embargo, en el lado opuesto, la situación puede volverse aterradora y, en ocasiones, fatal. A través de experiencias personales que ilustran esta situación, se evidencia que el sistema de salud no solo sufre de una infraestructura deficiente, sino que también padece una falta de recursos humanos y materiales. La negligencia y el desabasto de medicamentos han llevado a muchas personas a experimentar un verdadero viacrucis al buscar atención médica. Ya sea en hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o en el ISSSTE, las historias de sufrimiento son comunes, y el trato del personal puede variar de la indiferencia a la indignidad. Los relatos de pacientes que han enfrentado enfermedades graves, como el síndrome de Stevens-Johnson, ponen en relieve la cruda realidad de los hospitales públicos. No solo se trata de recibir un tratamiento adecuado, sino también de soportar la falta de atención y la escasa empatía de quienes están encargados de cuidar la salud de los ciudadanos. Sin embargo, a pesar de los dolorosos recuerdos de estos encuentros con el sistema, hay quienes encuentran un motivo de gratitud por haber sobrevivido a estas experiencias traumáticas. Las dificultades del sistema de salud se ven reflejadas no solo en la atención pública. La medicina privada, que debería representar una alternativa, se ha vuelto inalcanzable para muchos. Con un aumento del 67% en el costo de los seguros médicos desde 2018, la situación se hace aún más compleja. Además, la discriminación hacia personas con condiciones preexistentes se suma a la crítica que enfrentan las aseguradoras, que parecen priorizar el lucro sobre la salud de sus asegurados. Los casos de negligencia en hospitales privados también son alarmantes. La historia de un paciente con arritmia cardiaca que, tras una intervención innecesaria, descubre que su problema podía haberse resuelto de otra manera en una consulta posterior, es un reflejo de cómo la falta de regulación en el sector de seguros médicos y la búsqueda de beneficios económicos pueden poner en riesgo la vida de las personas. Este tipo de experiencias son cada vez más comunes, lo que genera un clima de desconfianza hacia el sistema médico en general. A pesar de las injusticias y los recortes en el presupuesto destinados al sector salud, hay quienes han experimentado mejorías en su atención médica en los últimos años. La llegada de programas como IMSS-Bienestar ha permitido a algunos acceder a servicios de salud de calidad, aunque la consistencia y la cobertura universal aún son desafíos pendientes. Sin embargo, estas iniciativas no son suficientes para cambiar la percepción general de un sistema que se siente al borde del colapso. El panorama no es alentador, ya que México destina solo el 2.5% de su Producto Interno Bruto (PIB) a la salud, muy por debajo del 6% recomendado a nivel internacional. El recorte previsto en el presupuesto del sector salud para 2025 es otro golpe a un sistema que ya está debilitado. Las áreas más vulnerables, como la atención pediátrica, la nutrición y la oncología, son las que más sufrirán las consecuencias de esta falta de inversión. La ineficiencia del sistema de salud no es un problema aislado de México. En el contexto internacional, la discusión sobre la calidad de la atención médica y el acceso a tratamientos adecuados es cada vez más relevante. La insatisfacción por los sistemas de salud en países de Europa y América del Norte revela que la búsqueda de una atención médica digna y accesible es un desafío global. Los testimonios de quienes han padecido la burocracia y la falta de atención en los hospitales son un llamado urgente a las autoridades. No se trata solo de estadísticas y recortes presupuestarios, sino de vidas humanas que dependen de un sistema que, lamentablemente, no ha podido cumplir con su deber. Mientras la rueda del infortunio siga girando, es imperativo que se realicen cambios significativos para garantizar que la salud de los ciudadanos no sea un juego de azar.