Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El verano de 2024 será recordado por un devastador incendio forestal que se convirtió en el evento meteorológico más significativo del año, según Environment Canada. El incendio que arrasó Jasper, Alberta, dejó una huella duradera en este popular destino turístico de las Montañas Rocosas, con un tercio del pueblo reducido a cenizas. La lista anual de los 10 principales eventos meteorológicos de Environment Canada, publicada el martes, clasifica los eventos climáticos según su gravedad, impacto económico y humano, extensión geográfica y su prominencia en el ciclo de noticias. El incendio de Jasper emergió en la parte superior de esta lista, subrayando las amenazas implacables que plantea el cambio climático y la creciente frecuencia de eventos meteorológicos extremos. En julio, el incendio devastó el Parque Nacional Jasper y el pueblo circundante, obligando a la evacuación de todos los 5,000 residentes y aproximadamente 20,000 visitantes. A medida que las llamas consumían el paisaje, las vías de acceso fueron cortadas, lo que llevó a una evacuación caótica y llena de humo. Para cuando las brasas se enfriaron, alrededor de 350 hogares y negocios habían sido quemados, resultando en una pérdida estimada de $283 millones en valor de propiedad. La Oficina de Seguros de Canadá informó que el evento catastrófico causó al menos $880 millones en daños asegurados, marcándolo como el noveno pago de seguros por desastre natural más alto en la historia canadiense. Las consecuencias del incendio forestal se extendieron más allá de las pérdidas materiales. El paisaje natural que alguna vez prosperó en la zona fue diezmado, con expertos en vida silvestre estimando que podría tomar más de un siglo para que el bosque se recuperara a su estado anterior. Se espera que el impacto en los ecosistemas locales y los hábitats de vida silvestre resuene durante generaciones, lo que genera preocupaciones sobre las implicaciones a largo plazo de tales desastres. Si bien el incendio de Jasper fue el más impactante, no fue la única catástrofe relacionada con el clima que enfrentó Canadá en 2024. En segundo lugar en la lista se encontraban los destructivos remanentes del huracán Beryl, que comenzó a formarse a finales de junio. Esta tormenta trajo lluvias torrenciales a Ontario y Quebec, lo que provocó inundaciones significativas, respaldo de alcantarillas y daños a la propiedad. En el Atlántico canadiense, las inundaciones repentinas y los caminos arrasados agravaron la devastación, reclamando trágicamente la vida de un niño en Wolfville, Nueva Escocia. Agosto vio las secuelas del huracán Debby, que causó apagones que afectaron a medio millón de residentes en Quebec, junto con más de mil evacuaciones. Trágicamente, un anciano fue arrastrado al río Batiscan y perdió la vida durante la inundación. Después de estas tormentas, un intenso frío de enero afectó al oeste de Canadá, contribuyendo a una serie de incidentes meteorológicos extremos en todo el país. Las menciones notables en el informe incluyen una tormenta invernal en Cape Breton, inundaciones significativas en el sur de Ontario y incendios forestales en el oeste de Labrador. El Ártico experimentó una inusual ola de calor, mientras que Columbia Británica lidiaba con ríos atmosféricos consecutivos, destacando aún más los patrones climáticos diversos y cada vez más erráticos de la nación. Calgary enfrentó sus propios desafíos en agosto, con una tormenta que produjo granizos del tamaño de pelotas de golf, lo que provocó daños significativos por viento e inundaciones localizadas. Se estima que esta tormenta causó $2.8 mil millones en daños, convirtiéndola en el segundo desastre relacionado con el clima más costoso del país. A medida que estos eventos se desarrollan, sirven como recordatorios contundentes de la urgente necesidad de una acción climática integral y estrategias de preparación. La frecuencia y la gravedad de los eventos meteorológicos extremos probablemente seguirán aumentando, lo que genera una responsabilidad colectiva para mitigar su impacto y proteger a las comunidades de Canadá.