Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El violento incendio que se ha desatado en las inmediaciones de la reserva forestal Chovoreca, en Alto Paraguay, ha arrasado prácticamente 90.000 hectáreas de bosques y campos ganaderos, poniendo en grave riesgo la rica biodiversidad de la zona. La situación actual es alarmante y se ha declarado que el fuego se encuentra fuera de control. A pesar de los esfuerzos combinados de bomberos, militares y empleados de estancias, el avance de las llamas se ha intensificado, impulsado por los fuertes vientos del norte. El origen del incendio parece estar vinculado a prácticas de limpieza de campo en una estancia de la zona conocida como Línea 28. La presidenta del Instituto Forestal Nacional (Infona), Cristina Goralewski, indicó que el fuego se expandió rápidamente desde su punto de inicio, devorando todo a su paso y amenazando con consumar la totalidad de la reserva del cerro Chovoreca. Esta área de más de 100.000 hectáreas es un refugio para una amplia variedad de fauna y flora, que corre el riesgo de extinguirse si no se actúa con urgencia. A pesar de la magnitud del desastre, hasta el momento no se ha presentado una denuncia formal contra los responsables del incendio, lo que agrava la sensación de impunidad entre los actores que provocan estos siniestros en el medio ambiente. Ayer, un funcionario del Infona presentó una denuncia relacionada con un incendio en Toro Pampa, pero aún no se ha tomado acción en relación al desastre actual que afecta a la reserva de Chovoreca. Esta falta de celeridad en la denuncia es preocupante y pone en tela de juicio el compromiso del gobierno para abordar los delitos ambientales. La situación se complica aún más debido a la escasa comunicación en la región, lo que dificulta la obtención de informes actualizados sobre los esfuerzos de contención del fuego. En el lugar, apenas hay poblaciones grandes, pero sí numerosas estancias, entre ellas una propiedad que pertenece a los ayoreos, un grupo indígena que depende de la caza y recolección en la zona. La destrucción del hábitat natural y la escasez de recursos básicos ponen en peligro la subsistencia de estos pueblos originarios. Ayer, se reportaron hasta 84.000 hectáreas afectadas, y el gobierno anunció el envío de refuerzos a la zona, incluyendo un contingente de 35 hombres de la Dirección Ambiental del Ejército Paraguayo, con experiencia en el control de incendios forestales. Sin embargo, las condiciones meteorológicas no ayudan, ya que se prevé que no habrá lluvias en la región hasta el miércoles, lo que podría prolongar la catástrofe. La calidad del aire ha deteriorado drásticamente en las zonas afectadas, generando serias preocupaciones de salud pública. Especialistas han comparado la exposición al aire contaminado con fumar cientos de cigarrillos. Las autoridades de salud han empezado a recibir un aumento en las consultas relacionadas con problemas respiratorios, lo que refleja el impacto negativo que el humo está teniendo en la población. Se han recomendado medidas de precaución, como el uso de mascarillas y evitar actividades al aire libre. El fenómeno no se limita al ámbito local; el humo ha afectado la visibilidad en otras regiones del país, como Alto Paraná y Paraguarí, donde las recomendaciones de las autoridades de salud han sido claras: evitar la exposición al aire exterior y tomar precauciones adicionales. La situación ha llevado a la suspensión de clases presenciales en las instituciones educativas de las áreas afectadas, que deberán continuar de manera virtual hasta que se normalice la calidad del aire. El Ministerio de Defensa ha enfatizado su determinación de ser implacables con los responsables de estos delitos ambientales, y se han identificado imágenes satelitales del lugar donde comenzó el fuego. Sin embargo, el tiempo apremia, y hasta el cierre de esta edición no se había presentado una denuncia formal, lo que genera dudas sobre la efectividad de las promesas gubernamentales. La historia de incendios forestales en la región no es nueva. En 2019, un desastre similar devastó más de 300.000 hectáreas, y las autoridades han reiterado que la inconsciencia de algunos individuos es la raíz del problema. La fauna local se encuentra en una situación crítica, con innumerables animales sufriendo las consecuencias del fuego y la falta de alimento. Los esfuerzos por contener el incendio deben ser urgentes y coordinados, considerando que la única solución definitiva es la llegada de lluvias. Mientras tanto, el compromiso de proteger el medio ambiente y la biodiversidad del Chaco debe ser priorizado por todos los sectores involucrados. La comunidad y las autoridades deben trabajar de la mano para evitar que este tipo de tragedias se repitan en el futuro, asegurando la preservación de nuestro patrimonio natural y el bienestar de las comunidades que dependen de él.