Temblor de 3.5 en Manabí recuerda la importancia de la preparación sísmica en Ecuador

En la mañana del 9 de septiembre de 2024, la provincia de Manabí en Ecuador experimentó un sismo de magnitud 3.5, según lo reportado por el Instituto Geofísico del país. El movimiento telúrico se registró a las 10:57 de la mañana, con epicentro ubicado a 13.04 kilómetros de Jipijapa y a una profundidad de 32 kilómetros. A pesar de la magnitud del sismo, no se reportaron incidentes ni reacciones adversas entre la población de la zona. El Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) también participó en el monitoreo del evento sísmico, señalando que el epicentro del temblor se ubicaba en Paján, aunque a una profundidad distinta de 5 kilómetros. Afortunadamente, las autoridades confirmaron que el fenómeno no generó condiciones que pudieran dar lugar a una alerta de tsunami en las costas ecuatorianas. Este sismo se suma a una serie de movimientos terrestres que han afectado al país en los últimos meses. La última vez que se registró un sismo en Manabí fue el 28 de agosto de 2024, en Puerto López. La actividad sísmica en esta región no es inusual, dado que Ecuador está situado en una zona de alta actividad tectónica, lo que lo convierte en un país vulnerable a estos fenómenos naturales. El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional es el principal organismo encargado de la investigación y vigilancia de los peligros sísmicos y volcánicos en Ecuador. Desde su establecimiento en 2003, ha desempeñado un papel fundamental en la identificación de riesgos y en la educación de la población sobre cómo actuar durante un sismo. La mayoría de los temblores registrados en Ecuador son de baja magnitud, lo que generalmente provoca poco o ningún daño. Sin embargo, las autoridades siguen instando a la población a mantenerse alerta y prepararse para situaciones de emergencia, ya que los terremotos de mayor magnitud son siempre una posibilidad en el país. Expertos en geología y sismología recomiendan que los ciudadanos tengan un plan de evacuación y un kit de emergencia en caso de un sismo fuerte. Asimismo, sugieren participar en simulacros para familiarizarse con los procedimientos de seguridad en caso de una emergencia. A pesar de la falta de reportes sobre daños o lesiones en esta ocasión, es importante que la población mantenga la calma y esté informada. La gestión de crisis y la prevención son cruciales para mitigar los efectos adversos que los sismos pueden provocar. La resiliencia de la población ecuatoriana ha sido puesta a prueba en varias ocasiones debido a la actividad sísmica del país. A medida que las comunidades se fortalezcan en su preparación y respuesta a desastres naturales, el impacto de estos eventos puede ser significativamente reducido. En conclusión, el sismo de 3.5 registrado en Manabí hoy es un recordatorio de la constante vigilancia que deben mantener tanto las autoridades como la ciudadanía ante la realidad sísmica de Ecuador. Aunque este evento no tuvo mayores repercusiones, la educación y la preparación son claves para enfrentar futuros desafíos naturales.