Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El mes de septiembre ha sido históricamente significativo para los mexicanos, no solo por la celebración de la independencia, sino también por la memoria de trágicos sismos que han dejado huella en la conciencia colectiva del país. Los eventos más recordados son los terremotos de 1985 y 2017, que se han convertido en sinónimos de este mes. Sin embargo, en estos días recientes, los habitantes de varias localidades, incluyendo Naucalpan y la alcaldía Benito Juárez, han reportado un fenómeno acústico inusual asociado a microsismos: estruendos que muchos describen como explosiones. A medida que los temblores han sacudido la región, las redes sociales se han llenado de grabaciones donde se puede observar el momento de la sacudida seguido de un estruendo, generando confusión y miedo entre los residentes. En Naucalpan, un video de una cámara de seguridad revela una escena tranquila que se ve interrumpida por un fuerte ruido, seguido de movimientos en el entorno. Este tipo de eventos ha hecho que la población se pregunte sobre la naturaleza de estos sonidos y si están relacionados con los sismos. El Servicio Sismológico Nacional (SMN) ha estado al tanto de estos movimientos y, a pesar de que algunos de ellos han sido de baja magnitud, los ruidos explosivos han encendido alarmas entre los ciudadanos. El caso más reciente ocurrió el pasado 5 de septiembre, cuando un sismo de magnitud 2.3 se registró cerca de la Ciudad de México. La alerta llegó 20 minutos después del evento, dejando a muchos sin la oportunidad de reaccionar adecuadamente. Sin embargo, es vital aclarar que los sonidos reportados no son indicativos de un fenómeno sísmico en sí, sino que son el resultado de la fractura de rocas en las fallas geológicas. SkyAlert, una plataforma de alertas sísmicas, explicó que estos ruidos son el resultado del momento en que la roca se quiebra durante un sismo, un fenómeno que es más perceptible en sismos de foco superficial, como los que se producen en la Ciudad de México. Pero, ¿qué es el ruido sísmico? Según la Universidad Autónoma de México (UNAM), el ruido sísmico se refiere a las vibraciones registradas que no provienen de un sismo. Estos ruidos pueden ser provocados por una variedad de factores, incluidos fenómenos meteorológicos, vibraciones del propio equipo de monitoreo, y actividades humanas como el tráfico y la maquinaria pesada. Este contexto es crucial para entender la percepción que la gente tiene sobre lo que ocurre durante los temblores. La investigación realizada por la doctora Xyoli Pérez Campos, del Departamento de Sismología de la UNAM, proporciona un marco más amplio para comprender el ruido sísmico. Durante los años más críticos de la pandemia de COVID-19, se observó una notable disminución en el ruido sísmico en varias partes del mundo, incluyendo México. Este fenómeno se debió a la reducción de la actividad humana, que permitió que las estaciones sismológicas captaran señales más claras y menos interferidas. La doctora Pérez Campos aclara que es posible distinguir las vibraciones generadas por la actividad humana dentro del espectro del ruido sísmico. Estas vibraciones, que se encuentran en un rango de 1 a 5 Hertz, muestran patrones distintos según el momento del día: en la noche, la actividad disminuye, mientras que durante el día, el bullicio de la vida urbana se hace más presente. Es importante que la población esté informada sobre estos fenómenos y las diferencias entre el ruido sísmico y los ruidos asociados a los sismos. Esto no solo ayuda a desmitificar eventos que pueden causar pánico, sino que también permite a los ciudadanos tener una mejor comprensión de su entorno geológico. La educación en materia sísmica puede ser crucial para la preparación ante sismos futuros. La creciente preocupación por los ruidos extraños en momentos de sismo es comprensible, especialmente ante la historia de devastación que ha dejado el fenómeno sísmico en México. Sin embargo, es esencial que la información sobre estos eventos sea precisa y que las explicaciones científicas sean accesibles para todos. La ciencia y la comunicación efectiva son herramientas fundamentales para que la población pueda enfrentar con mayor confianza los desafíos que la naturaleza presenta. Así, mientras que septiembre continúa siendo un mes recordado por temblores y tragedias, la comprensión de lo que ocurre en el subsuelo y en el entorno acústico puede ayudar a la sociedad a lidiar con el miedo y la incertidumbre que provocan estos fenómenos. La educación y la divulgación científica son claves para la resiliencia ante un entorno naturalmente activo como el que caracteriza a México.