Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En medio de un clima político tenso y lleno de controversias, Martín Vizcarra ha decidido presentar su candidatura a la presidencia de Perú con su partido Perú Primero, aunque enfrenta una importante barrera: una descalificación que le impide participar en el próximo proceso electoral. A pesar de esta situación, el exmandatario se muestra optimista y determinado, afirmando que confía en que la descalificación será revertida antes de que se inicie oficialmente la campaña para las elecciones de 2026. El ambiente en la sede de Perú Primero, donde Vizcarra trabaja, está adornado con sonrisas de lagartijas, que representan la mascota del joven partido político. En este espacio, Vizcarra no solo se enfoca en su imagen pública, sino que también se ha convertido en un habilidoso TikToker, acumulando millones de vistas en sus videos. Sin embargo, su camino hacia la presidencia está plagado de desafíos, principalmente la lucha contra la descalificación impuesta por el Congreso y el inicio de un juicio oral por los casos de Lomas de Ilo y el hospital de Moquegua, donde se le acusa de recibir sobornos. Recientemente, la unidad de extinción de dominio ordenó la incautación de siete propiedades de Vizcarra y su esposa, un acto que él califica de incomprensible y parte de un intento de frenar su creciente apoyo popular. A pesar de estar actualmente descalificado, Vizcarra mantiene la esperanza de que la justicia le permita presentar su candidatura al asegurar que existen precedentes internacionales que podrían beneficiar su situación. A pesar de las críticas hacia su gestión durante la pandemia de COVID-19, donde Perú registró una de las tasas más altas de mortalidad, Vizcarra argumenta que fue un momento de crisis en el que se hizo todo lo posible para enfrentar la situación. Sin embargo, su legado está marcado por el escándalo del "vacunagate", una irregularidad que le costó la descalificación y que ha sido un punto central en su narrativa y en la percepción pública sobre su figura. A lo largo de la entrevista, Vizcarra se muestra desafiante ante las acusaciones de corrupción, asegurando que no ha cometido delito alguno. Afirma que las investigaciones en su contra han sido largas y que, a pesar de los anuncios previos de pruebas irrefutables por parte de la fiscalía, los casos han ido quedando en la nada. La fecha de inicio del juicio se aproxima, pero él se mantiene confiado en su inocencia. La relación entre Vizcarra y algunos de sus excolegas también se ha vuelto un tema de discusión. En su momento, Pedro Pablo Kuczynski, ex presidente, consideró a Vizcarra como parte de su caída política, acusándolo de deslealtad. Aunque Vizcarra no quiere entrar en conflicto, niega haber conspirado en su contra y defiende que su único interés es el bienestar del país, no el de su carrera política. El exmandatario también ha enfrentado la crítica de ser considerado por algunos como un "genocida" debido a su manejo de la pandemia, un término que él rechaza y minimiza. En su opinión, la situación del país en el contexto de la pandemia fue extremadamente compleja y desafiante, y sostiene que se implementaron medidas valiosas a pesar de la adversidad. A medida que se acerca el año electoral, Vizcarra se siente impulsado por la necesidad de un cambio real en la política peruana. Plantea que el país está atravesando una crisis de inseguridad y falta de oportunidades, señalando que los políticos actuales no parecen estar a la altura de las circunstancias. Su mensaje se centra en la urgencia de unificar esfuerzos y poner en marcha medidas efectivas. En términos de su situación financiera, Vizcarra explica que su vida ha cambiado significativamente desde que asumió la presidencia. Actualmente, vive de los pagos de una empresa privada, de la cual se deshizo de todas sus acciones al inicio de su mandato como presidente. Sin embargo, el embargo de sus propiedades y la restricción de viajes han impactado su capacidad de generar ingresos, llevándolo a depender de un esquema de pagos programados. Mientras el escenario político se calienta y las elecciones se acercan, Martín Vizcarra se enfrenta a una encrucijada. Con su futuro en la política en juego, su lucha no solo es por la presidencia, sino también por limpiar su nombre y demostrar que puede liderar el país hacia un futuro mejor. Su narrativa se entrelaza con la historia contemporánea de Perú, donde la política, la justicia y la percepción pública se despliegan en un complejo entramado que definirá el rumbo del país en los años venideros.