Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La situación de los incendios forestales en Ourense presenta un panorama alarmante que ha llamado la atención de expertos y ciudadanos por igual. En la última década, esta provincia ha sido testigo de una devastación sin precedentes, con un 18% de su superficie forestal arrasada. Los datos son contundentes: Ourense ha concentrado el 38% de los incendios registrados en Galicia, y ha acaparado el 55% de la superficie afectada en la comunidad autónoma. Este fenómeno no solo afecta al medio ambiente, sino que también repercute en la economía y la cohesión social de las comunidades locales. El reciente arranque de septiembre ha evidenciado esta crisis. A pesar de un verano relativamente tranquilo, dos incendios significativos en Entrimo y Crecente, así como otros focos menores, han arrasado un total de 490 hectáreas en cuestión de días. Esta cifra supera la superficie quemada durante todo el periodo estival, lo que pone de manifiesto la gravedad de la situación y la necesidad de un enfoque más riguroso en la prevención y extinción de fuegos. El primer incendio, que se inició en la parroquia de Venceáns y se extendió rápidamente por el parque natural Baixa Limia-Serra do Xurés, ha sido especialmente destructivo, arrasando 223 hectáreas de monte raso. La extensión de este fuego dentro de un espacio natural protegido subraya la magnitud del problema y las dificultades que enfrentan los servicios de extinción. El segundo foco, aunque menor, también contribuyó a una tendencia preocupante que ha marcado la década en la provincia. Los datos del Plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia 2024, más conocido como Pladiga, revelan que en lo que va de campaña de máximo riesgo se han quemado 425 hectáreas, cifra que se queda corta en comparación con el total de 1.240 hectáreas perdidas en todo el año 2023. Este año ha sido brutal para los bosques gallegos, y aunque la cifra actual es inferior a la de años anteriores, la tendencia sugiere que la provincia de Ourense sigue siendo un punto crítico. El informe de Pladiga también destaca que Ourense ha perdido casi 20.000 hectáreas más que la suma de las superficies afectadas en las otras tres provincias gallegas durante la última década. La alarmante cifra del 18,24% de la superficie forestal devastada representa un claro indicativo de que la situación no está mejorando, y que las políticas de prevención y mitigación necesitan ser reevaluadas y reforzadas. En términos de grandes incendios forestales (GIF), que son aquellos que superan las 500 hectáreas afectadas, Ourense tiene la mayor incidencia de Galicia. En los últimos treinta años, 172 grandes incendios han sido contabilizados, de los cuales 88 han tenido lugar en esta provincia. Esta estadística es preocupante, ya que indica que más de la mitad de los GIF gallegos se han registrado en Ourense, y la tendencia es a que estos incendios sean cada vez más devastadores. El Pladiga también resalta el esfuerzo de los medios de extinción, que han trabajado a lo largo de 5.798 kilómetros de perímetro en la provincia. Sin embargo, la eficacia de estos esfuerzos queda en entredicho ante la creciente voracidad de los incendios. La comparación entre las décadas de 2004 a 2013 y de 2014 a 2023 revela un aumento significativo en la superficie afectada, lo que plantea interrogantes sobre la preparación y respuesta de los dispositivos de extinción. La crisis de los incendios forestales en Ourense no es solo un problema medioambiental. Las comunidades locales tienen que enfrentar las consecuencias de la pérdida de recursos naturales, la degradación de la calidad del aire, y el impacto en la biodiversidad. La economía local, dependiente en gran medida de la agricultura y el turismo, se ve amenazada por la devastación de los bosques. La situación exige un enfoque integral que combine políticas de prevención más efectivas, un mayor apoyo a los servicios de extinción durante los periodos críticos, y una concienciación ciudadana sobre la importancia de preservar el entorno natural. La colaboración entre administraciones, comunidades y expertos es fundamental para encontrar soluciones que permitan frenar esta crisis en Ourense y proteger el patrimonio forestal gallego. El futuro de los bosques ourensanos y de la comunidad que depende de ellos está en juego. Es momento de actuar y de tomar decisiones que garanticen la preservación de este valioso recurso, evitando que estos incendios sigan arrasando la tierra que ha sido hogar y sustento para generaciones. La lucha contra el fuego es, en última instancia, una lucha por la supervivencia de la identidad y la riqueza natural de Galicia.