La exposición a la luz nocturna está relacionada con un mayor riesgo de Alzheimer en adultos jóvenes.

La exposición a la luz nocturna está relacionada con un mayor riesgo de Alzheimer en adultos jóvenes.

Un estudio vincula la exposición a la luz exterior nocturna con un aumento del riesgo de Alzheimer en personas menores de 65 años, destacando posibles impactos en la salud.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 06.09.2024

En un creciente cuerpo de investigación que vincula factores ambientales con resultados de salud, un estudio reciente ha revelado evidencia preocupante de que la exposición a la luz exterior durante la noche podría aumentar el riesgo de enfermedad de Alzheimer, particularmente entre individuos menores de 65 años. Publicado en la revista Frontiers in Neuroscience, este estudio, financiado por los Institutos Nacionales de Salud, utilizó datos satelitales para correlacionar la exposición a la luz nocturna con la prevalencia del Alzheimer en varios estados de EE. UU. Los hallazgos sugieren que, si bien ciertas condiciones médicas como la diabetes y la hipertensión muestran una asociación más fuerte con la prevalencia del Alzheimer, la intensidad de la luz exterior durante la noche estaba más estrechamente vinculada a la enfermedad de Alzheimer que otros factores de salud significativos, incluidos el abuso de alcohol, la enfermedad renal crónica, la depresión, la insuficiencia cardíaca y la obesidad. Esta conexión parece ser especialmente pronunciada en adultos jóvenes, lo que indica una posible vulnerabilidad a la exposición a la luz nocturna que los investigadores creen que merece una mayor investigación. La Dra. Robin Voigt-Zuwala, profesora asociada en el Rush University Medical Center y coautora del estudio, explicó que ciertos factores genéticos pueden aumentar la sensibilidad a la exposición a la luz durante la noche, exacerbando el riesgo de desarrollar Alzheimer de inicio temprano. Ella enfatizó que las personas más jóvenes, que a menudo residen en entornos urbanos con niveles más altos de luz artificial, pueden verse particularmente afectadas debido a la alteración de sus ritmos circadianos. El ritmo circadiano, que regula los ciclos de sueño-vigilia y está estrechamente influenciado por la luz natural, es fundamental para la salud en general. La interrupción de este ritmo por la exposición a la luz nocturna puede llevar a una disminución de la resiliencia en el cerebro, lo que potencialmente allana el camino para enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Según Samuel Gandy, un reconocido investigador del Alzheimer, la relación entre la luz, la calidad del sueño y el riesgo de demencia es cada vez más reconocida en la comunidad científica. La investigación indica que vivir en áreas con una intensa iluminación exterior se correlaciona con una menor duración del sueño y un aumento de la fatiga diurna, ambos factores que podrían contribuir al deterioro cognitivo. El Dr. Jason Karlawish, codirector del Penn Memory Center, destacó el papel crucial de un sueño de calidad en el mantenimiento de la salud cerebral a lo largo del tiempo, apoyando la conclusión del estudio de que la exposición a la luz por la noche impacta negativamente en el sueño. Si bien el estudio presenta correlaciones convincentes, no está exento de limitaciones. Han surgido críticas sobre la metodología, especialmente en lo que respecta a la dependencia de datos satelitales para medir la exposición a la luz, que puede no reflejar con precisión las condiciones de vida personales, como cortinas o variaciones en la luz solar natural. David Knopman, un neurólogo clínico en la Clínica Mayo, señaló que las variaciones regionales en la luz del día y los factores socioeconómicos podrían sesgar los hallazgos, subrayando la necesidad de un enfoque más detallado en futuros estudios. A pesar de estas advertencias, la Dra. Voigt-Zuwala reconoció las limitaciones del estudio y expresó la necesidad de más investigación para explorar los efectos de la exposición a la luz interior y otras variables confusoras. Los investigadores buscan empoderar a las personas con cambios prácticos en el estilo de vida, como el uso de cortinas opacas o máscaras para los ojos, para mitigar los posibles riesgos para la salud asociados con la exposición a la luz nocturna. A medida que la comunidad científica continúa desentrañando las complejas conexiones entre nuestro entorno y la salud, este estudio sirve como un recordatorio de los posibles impactos de la contaminación lumínica en la salud cognitiva, particularmente para las poblaciones más jóvenes. La búsqueda por entender cómo podemos proteger mejor nuestra salud cerebral en un mundo cada vez más iluminado continúa, y es probable que futuros estudios arrojen más luz sobre el tema.

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