Cuba como modelo en comunicación de riesgos ante fenómenos meteorológicos extremos

Cuba como modelo en comunicación de riesgos ante fenómenos meteorológicos extremos

Cuba destaca en gestión de riesgos y comunicación de desastres, enfatizando la educación y el papel crítico de los medios en emergencias.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

La creciente preocupación por los fenómenos meteorológicos extremos ha llevado a muchas naciones a replantear sus estrategias en la comunicación de riesgos. Cuba, un país que ha enfrentado con éxito diversas crisis, se ha convertido en un referente en la gestión de la información sobre desastres naturales y provocados por el ser humano. A medida que el mundo se enfrenta a huracanes, terremotos, inundaciones y otras calamidades, la prevención de riesgos se convierte en un deber fundamental del Estado y de los organismos responsables, quienes deben preparar a la comunidad para actuar de manera efectiva ante estas eventualidades. La experiencia cubana destaca el papel crucial que juegan los medios de comunicación en la cobertura de emergencias. La radio, en particular, ha sido una herramienta invaluable durante la pandemia de COVID-19, ofreciendo información actualizada y precisa sobre el virus y las medidas de prevención. Médicos y especialistas han utilizado este medio para comunicarse con la población, disipar dudas y generar un clima de confianza en un momento de incertidumbre. Este enfoque proactivo ha demostrado que la comunicación efectiva puede ser un pilar de la salud pública y la seguridad comunitaria. Los recientes sucesos desafortunados, como las explosiones en el Hotel Saratoga y los Supertanqueros de Matanzas, han puesto de manifiesto la importancia de un periodismo bien informado y ágil. En estos casos, los periodistas no solo reportaron lo que estaba sucediendo, sino que también proporcionaron contexto y análisis, ayudando a los ciudadanos a comprender la magnitud de los eventos y sus consecuencias. Esta labor va más allá de la simple transmisión de información: se trata de un compromiso con la verdad y la educación de la población. La prevención de riesgos no solo implica la reacción ante desastres, sino también la creación de una cultura de seguridad y resiliencia. Para lograrlo, es esencial que la comunidad esté organizada y dispuesta a adoptar nuevas estrategias. Este cambio de actitud debe estar respaldado por un enfoque educativo que empodere a los ciudadanos en la toma de decisiones frente a situaciones de riesgo. La capacidad de anticiparse a los eventos y prepararse adecuadamente es la clave para mitigar sus efectos adversos. El papel de los medios de comunicación y los profesionales del periodismo se vuelve crítico en este contexto. Es fundamental que los reporteros no solo informen sobre los desastres, sino que también realicen investigaciones y busquen respuestas antes de que ocurran los acontecimientos. Este enfoque preventivo contribuirá a una ciudadanía más informada y capaz de reaccionar adecuadamente en momentos de crisis. La educación sobre temas de seguridad debe considerarse una prioridad en la agenda mediática. La periodista Diana Rosa Schlachter Piñón subraya la importancia de abordar los temas científicos con una mirada crítica y consciente. La complejidad de los fenómenos naturales y sus interacciones con factores económicos y políticos requieren un tratamiento cuidadoso y bien informado. La formación continua de los medios en estos tópicos se vuelve indispensable para crear una cultura de prevención que trascienda la mera información superficial. Hoy en día, el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones ha transformado la forma en que se realizan las coberturas noticiosas. Los ciudadanos tienen la oportunidad de compartir sus propias experiencias y narrativas, lo que enriquece la información disponible y permite una mayor interacción en la comunidad. Esta democratización de la información es un paso positivo hacia una ciudadanía más activa y comprometida. Sin embargo, es crucial que los medios se ajusten a las demandas de los internautas, quienes buscan información clara, concisa y accesible, especialmente en situaciones de emergencia. La falta de comprensión ante fenómenos catastróficos puede acentuar la vulnerabilidad de la población y contribuir a un estado de desinformación que, a su vez, puede agravar las consecuencias de un desastre. La transparencia y la claridad en la comunicación son, por lo tanto, elementos esenciales en la gestión de riesgos. Finalmente, es fundamental que los gobiernos y las instituciones promuevan políticas que faciliten la educación en prevención de riesgos y fortalezcan la capacidad de respuesta de la población. Al invertir en la preparación y la capacitación de los ciudadanos, se crea un entorno donde la conciencia colectiva permite enfrentar los desafíos que presentan los fenómenos naturales y las crisis provocadas por el ser humano. La prevención de riesgos desde la comunicación no solo es una responsabilidad, sino una oportunidad para construir comunidades más seguras y resilientes.

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