México recuerda terremotos históricos mientras la actividad sísmica aumenta en septiembre

México recuerda terremotos históricos mientras la actividad sísmica aumenta en septiembre

Septiembre revive el temor en México por sismos recientes. Simulacro nacional el 19, enfatiza la importancia de la preparación y prevención.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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A medida que septiembre avanza, la memoria colectiva de México revive la angustia y el dolor asociados con los terremotos que han marcado la historia del país. En particular, la Ciudad de México, un lugar que ha sido testigo de desastres sísmicos devastadores en 1985, 2017 y 2022, se encuentra nuevamente en un estado de alerta. Este mes, varios sismos y microsismos han sido registrados en Oaxaca, el Estado de México y la propia capital, lo que ha despertado temores sobre la posibilidad de un nuevo terremoto de gran magnitud. La incertidumbre que rodea a estos eventos sísmicos es palpable. Aunque la actividad sísmica se ha intensificado, los expertos del Servicio Geológico Mexicano (SGM) enfatizan que no hay manera de predecir con precisión si estos temblores son premonitorios de un evento mayor. En la comunidad científica, se sabe que los temblores previos a un gran sismo pueden ser difíciles de distinguir de la sismicidad normal de una región. Esta realidad genera un ambiente de ansiedad entre los habitantes de una ciudad que ha sentido en carne propia el impacto de la fuerza de la naturaleza. En concordancia con esta atmósfera de inquietud, la Alerta Sísmica sonará el próximo 19 de septiembre de 2024 en un simulacro nacional, destinado a honrar a las víctimas de los terremotos pasados. Este ejercicio, que se repite anualmente, también tiene como objetivo preparar a la población ante cualquier eventualidad. Sin embargo, la simple realización de un simulacro no siempre apacigua los miedos latentes que surgen cada año en este mes tan sensible. Los recientes sismos en la capital y sus alrededores han llevado a muchos a cuestionarse si estos temblores son simplemente coincidencias o si representan una señal de que un evento más severo se avecina. Sin embargo, ninguna autoridad ha confirmado que estos temblores sean precursores de un terremoto de gran magnitud, lo que sugiere que la población debe mantenerse informada, pero sin caer en el alarmismo. Es natural que después de un gran sismo, se produzcan réplicas, que son temblores de menor magnitud. Estas réplicas son parte del reajuste mecánico de la tierra y, aunque pueden ser inquietantes, suelen disminuir en frecuencia con el tiempo. Para los científicos, las réplicas ofrecen información valiosa sobre el evento principal, pero para la población, es crucial estar informada sobre la posibilidad de su ocurrencia y estar preparada para actuar en consecuencia. El SGM recuerda que los sismos son un fenómeno recurrente; la energía acumulada en la corteza terrestre eventualmente requiere liberarse. A medida que pasan los años sin un gran temblor en una región, la probabilidad de que ocurra uno aumenta. Esta realidad puede hacer que la gente se sienta ansiosa, especialmente en un mes como septiembre, que trae consigo una carga emocional y histórica significativa. La tecnología ha avanzado en muchos aspectos, pero la predicción de sismos sigue siendo un desafío. A pesar de los sofisticados sistemas en países como Estados Unidos y Japón, no se ha logrado desarrollar una técnica eficaz que permita predecir los sismos con precisión. Esto refuerza la idea de que, aunque el miedo es comprensible, la preparación es la clave para mitigar el impacto de un eventual desastre. Es esencial que los ciudadanos de la Ciudad de México, y de todo el país, mantengan la calma y se informen adecuadamente sobre qué hacer en caso de un sismo. Los simulacros, la educación en materia de prevención y la creación de planes de emergencia son fundamentales para asegurar que, en el caso de un evento sísmico, la población pueda reaccionar de manera adecuada y minimizar riesgos. En este contexto, la comunidad debe trabajar en conjunto para fomentar una cultura de prevención y preparación ante sismos. La historia nos ha enseñado que la naturaleza puede ser impredecible, pero también nos ha demostrado que la conciencia y la acción colectiva pueden marcar la diferencia entre la tragedia y la recuperación. Así, mientras septiembre avanza, los habitantes de la Ciudad de México deben enfrentarse al legado de los terremotos con una mezcla de respeto, memoria y preparación activa.

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