Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La noche del lunes 2 de septiembre, la alcaldía Álvaro Obregón en la Ciudad de México fue escenario de un microsismo que sorprendió a muchos capitalinos. Según el reporte del Servicio Sismológico Nacional (SSN), el temblor tuvo una magnitud de 2.5 y su epicentro se localizó a solo 2 kilómetros al noroeste de la demarcación, generando inquietud entre los habitantes de la zona. El movimiento telúrico se sintió alrededor de las 23:00 horas, momento en el que numerosos vecinos reportaron haber percibido el sismo. Aunque la magnitud fue considerada baja y no se activó la alerta sísmica, la sensación de alarma fue palpable. Algunos usuarios en redes sociales compartieron sus experiencias, desde ruidos inusuales en las ventanas hasta la sospecha de que podría tratarse de un sismo. A pesar de la intensidad del microsismo, las autoridades confirmaron que no se registraron daños ni personas heridas. La alcaldesa de Álvaro Obregón, Lía Limón, se apresuró a difundir los números de emergencia para que los vecinos supieran cómo actuar en caso de cualquier eventualidad. Su acción fue bien recibida, ya que la comunicación oportuna es vital en situaciones de emergencia. El Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) también se pronunció al respecto, recordando a la población que la alerta sísmica no se activa para magnitudes inferiores a cinco, especialmente cuando el epicentro se encuentra en la Ciudad de México. "Estamos al pendiente de cualquier emergencia", enfatizó la institución en su cuenta de X, reiterando su compromiso con la seguridad de los ciudadanos. El miedo a los sismos es un tema recurrente en la Ciudad de México, donde la historia sísmica ha dejado una profunda huella en la memoria colectiva de sus habitantes. Este microsismo de magnitud 2.5 se suma a una serie de movimientos telúricos menores que se han registrado en la zona, especialmente en los últimos meses. En febrero de este año, la alcaldía Álvaro Obregón experimentó una serie de microsismos, que fueron atribuidos a la falla de Plateros-Mixcoac, según informes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La actividad sísmica en esta región no es, por tanto, un fenómeno aislado. La identificación de fallas geológicas ha sido clave para entender los movimientos telúricos y su posible impacto sobre la infraestructura y la población. Los científicos han advertido que, aunque los microsismos pueden parecer inofensivos, son recordatorios constantes de la dinámica geológica que caracteriza a México. La percepción del sismo en otras alcaldías como Tlalpan y Benito Juárez también indica que el fenómeno no fue exclusivo de Álvaro Obregón. Colonias como Del Valle, Nápoles, Mixcoac, Narvarte y San Pedro de los Pinos reportaron sensaciones similares, lo que sugiere que el movimiento pudo ser más amplio de lo inicialmente pensado. Es importante que la población mantenga la calma y se mantenga informada sobre las actividades sísmicas en su área. La educación en materia de protección civil y la preparación ante emergencias son aspectos cruciales para enfrentar situaciones de riesgo. Los ciudadanos deben estar conscientes de los protocolos a seguir en caso de un sismo y recordar que, aunque la magnitud fue baja en esta ocasión, siempre es mejor estar preparados. La atención y la respuesta de las autoridades son fundamentales para garantizar la seguridad de los capitalinos. En este sentido, la comunicación clara y efectiva puede ayudar a mitigar el miedo y la incertidumbre que provocan los sismos, permitiendo que la población esté mejor preparada ante futuros eventos. La experiencia reciente destaca la importancia de la vigilancia constante y el monitoreo de la actividad sísmica en una ciudad que, por su ubicación, está siempre en alerta.