Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La situación en la provincia de Loja, Ecuador, es crítica tras el descontrolado incendio forestal que ha arrasado más de 4,800 hectáreas en la zona de Quilanga. Desde hace nueve días, las llamas han amenazado no solo la flora local, sino también la vida de alrededor de sesenta familias, de las cuales diez han perdido sus hogares. La respuesta de las autoridades ecuatorianas ha sido rápida, movilizando recursos y apoyos internacionales en un esfuerzo conjunto para mitigar la catástrofe. Este domingo, la Cancillería ecuatoriana anunció que Colombia se une a Perú en la lucha contra este devastador incendio. La Fuerza Aérea Colombiana se comprometió a enviar tres equipos BambiBucket, diseñados para su uso en helicópteros. Estos dispositivos, que pueden almacenar hasta 420 galones de agua, serán operados por dos técnicos especializados que también viajarán a Ecuador para garantizar un uso efectivo y seguro de la tecnología. Además, se enviará un equipo compuesto por un piloto supervisor del C130, un maestro de carga y un técnico del sistema Caylim. Este último equipo es crucial, pues se encargará de la transferencia de conocimientos sobre la operación del sistema, aumentando así la capacidad de respuesta de Ecuador ante futuros incendios. Este tipo de colaboración intergubernamental subraya la importancia de la solidaridad regional en tiempos de crisis. La situación ha requerido también la intervención de Perú, cuyas Fuerzas Aéreas se unieron a sus homólogas ecuatorianas en una operación conjunta denominada SICOFAA. En esta operación, se logró descargar 10,000 galones de agua en el área afectada, utilizando un avión C27J. Además, se estableció un Puesto de Mando Unificado en el Aeropuerto de Catamayo para coordinar esfuerzos y recursos entre ambos países. A medida que se intensifican los esfuerzos en el campo, el gobierno ecuatoriano ha tomado medidas adicionales para proteger a las comunidades afectadas. Se han habilitado albergues temporales en San Antonio de las Aradas y Quilanga para acoger a aquellos que han quedado sin hogar debido a las llamas. La atención de salud también se ha visto movilizada, con cerca de un centenar de personas recibiendo atención prehospitalaria tras la activación de protocolos de emergencia en los centros de salud locales. Las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) han sido activadas y se han trasladado a la zona desde las provincias vecinas de Cañar y El Oro. Estas brigadas están compuestas por personal especializado y acreditado internacionalmente, lo que brinda esperanza en la lucha contra el fuego que ha devastado el área. Se prevé que un helicóptero equipado con un dispositivo anti-incendios se sume a estas labores de control. Con más de 2,000 incendios forestales registrados en Ecuador este año, la situación se torna alarmante. Las cifras proporcionadas por la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgo (SNGR) indican que se han consumido más de 18,000 hectáreas en 19 provincias y que más de 20,000 animales han perdido la vida en el proceso. Entre las provincias más afectadas se encuentran Loja, Azuay, Carchi y Pichincha, donde la magnitud del desastre se siente profundamente. La comunidad internacional ha tomado nota de esta crisis ambiental. La ayuda humanitaria y los recursos para combatir el fuego son más importantes que nunca, y el apoyo de naciones vecinas como Colombia y Perú es un testimonio de la solidaridad en la región. Las acciones coordinadas entre los países del área son una necesidad urgente que podría marcar la diferencia en la lucha contra este tipo de desastres naturales. Mientras tanto, el llamado a la acción se hace cada vez más urgente. No solo se necesita un esfuerzo conjunto para extinguir el fuego, sino también para rehabilitar las áreas afectadas y prevenir futuros incidentes. La educación sobre la importancia de la conservación y el manejo de recursos es esencial para proteger el medio ambiente y las comunidades que dependen de él. Con la mirada puesta en el futuro, la lucha contra el incendio en Ecuador es una oportunidad no solo para abordar la crisis actual, sino también para fortalecer la colaboración regional en la gestión de riesgos y desastres. En momentos de adversidad, la unión y el trabajo conjunto son fundamentales para salir adelante y asegurar la protección de la biodiversidad y la vida humana.