Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un nuevo estudio revelador, se informa que los estudiantes de secundaria australianos que enfrentan depresión severa o un bienestar general deficiente tienen el doble de probabilidades de haber probado el vapeo. Esta alarmante correlación se descubrió en una encuesta que involucró a más de 5,000 estudiantes de entre 12 y 14 años, realizada como parte del programa de prevención del vapeo OurFutures, liderado por el Matilda Centre de la Universidad de Sídney. Los hallazgos destacaron una preocupante prevalencia de problemas de salud mental entre los jóvenes adolescentes, con uno de cada cinco estudiantes en los años 7 y 8 mostrando síntomas de depresión de moderados a severos. Acompañando estas cifras, el estudio indicó que un tercio de los encuestados reportó un bienestar deficiente, mientras que otro tercio experimentó altos niveles de estrés, y uno de cada cinco reportó alta ansiedad. Las implicaciones de estas estadísticas sugieren una necesidad urgente de programas de intervención temprana que aborden tanto la salud mental como la creciente tendencia del vapeo entre los adolescentes. Los resultados, publicados en el Australian and New Zealand Journal of Psychiatry, pintaron un panorama sombrío de la salud mental adolescente en Australia. Los estudiantes que reportaron estrés moderado o alto tenían un 74% o un 64% más de probabilidades de haber experimentado con el vapeo, respectivamente, en comparación con sus compañeros con niveles bajos de estrés. Curiosamente, el estudio observó que los niveles de ansiedad mostraron poca correlación con el uso de vapeo, lo que sugiere la necesidad de una comprensión más matizada de cómo diferentes problemas de salud mental impactan el consumo de sustancias. La profesora asociada Emily Stockings de la Universidad de Sídney, coautora del estudio, enfatizó la crítica intersección entre la salud mental y el vapeo. "Si queremos intentar mejorar la salud mental y queremos intentar prevenir el vapeo, claramente, tenemos que hacer estas dos cosas juntas", afirmó, llamando la atención sobre la naturaleza entrelazada de estas preocupaciones. El estudio también señaló una tendencia preocupante: el porcentaje de estudiantes de los años 7 a 12 que informaron haber vapeado en el último mes casi se ha cuadruplicado desde 2017 hasta 2022/23. Este aumento se paralela con una estadística que indica que dos quintas partes de los australianos de 16 a 24 años han experimentado un trastorno mental en el último año, lo que subraya la emergente crisis de salud pública entre los jóvenes. El documento reveló que aproximadamente el 8% de los estudiantes de 12 a 14 años informó haber probado el vapeo alguna vez, mientras que el 2% había vapeado en el último mes. Sin embargo, estas cifras se dispararon para el grupo de adolescentes mayores de 12 a 15 años, con aproximadamente un 24% y un 13% respectivamente, según la encuesta nacional sobre alcohol y drogas en estudiantes de secundaria de Australia. Michelle Jongenelis, profesora asociada en la Universidad de Melbourne, destacó la importancia de un apoyo oportuno y efectivo para la salud mental de los adolescentes. "Es un período crítico para el desarrollo [cuando] recién han comenzado la secundaria", comentó. "Necesitamos hacer un mejor trabajo de ... apoyarlos para que no recurran a los vapeadores para ayudar con su ansiedad, estrés o depresión". Si bien los hallazgos del estudio son contundentes, también notó ciertas limitaciones. Notablemente, solo uno de cada 20 estudiantes encuestados asistía a escuelas con desventajas educativas, y las escuelas públicas no fueron incluidas en la encuesta. Stockings reconoció que esta omisión podría haber pasado por alto información valiosa de los estudiantes más vulnerables y desfavorecidos. Como parte del programa OurFutures en curso, los investigadores tienen como objetivo recopilar más datos a través de encuestas posteriores, que evaluarán la comprensión y evitación del vapeo por parte de los estudiantes después de completar cursos de capacitación diseñados para educarlos sobre los riesgos asociados con el vapeo. El estudio, en última instancia, se suma a un creciente cuerpo de investigación que vincula el uso de nicotina con problemas de salud mental entre los adolescentes. Sin embargo, la naturaleza precisa de la relación entre la salud mental y el vapeo sigue siendo un área para futuras exploraciones, subrayando la necesidad de continuar con la investigación y las iniciativas de intervención para salvaguardar el bienestar de los jóvenes australianos.