Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los últimos años, el trágico problema de las crisis de salud mental ha cobrado protagonismo, particularmente en NHS Lothian, donde las tasas de suicidio han aumentado casi un 20%. Este alarmante incremento ha generado una preocupación generalizada y llamados a la acción urgente, ya que las familias se ven enfrentadas a la profunda pregunta: "¿Por qué mi mamá se quitó la vida?" En un conmovedor documental que explora este desgarrador tema, conocí a Maxine Kelly de Irvine, una mujer cuya historia resuena con la mía. Al compartir nuestras experiencias, descubrimos los hilos similares de duelo que habían tejido nuestras vidas juntas. Al igual que yo, Maxine se sintió cuestionando las circunstancias que rodearon la muerte de su madre. "Mi mamá era divertida, le encantaba bailar, le encantaba su música", recordó Maxine, mientras sus ojos se iluminaban con un destello de alegría en medio del dolor. "No había un momento en nuestra casa en el que no sonara música. Era como un rayo de sol en una botella, y desearía que más personas la conocieran." Estos recuerdos pintan un vívido retrato de una mujer que trajo luz a quienes la rodeaban, pero las sombras de la enfermedad mental eran grandes. El relato de Maxine sobre las luchas de su madre con la salud mental ofrece una realidad desalentadora que muchas familias enfrentan. Su madre, Natalie, luchó contra la ansiedad y la depresión recurrentes, además de ciclotimia, un trastorno caracterizado por cambios de humor. A pesar de estar en contacto con un equipo de salud mental y de realizar intentos de suicidio semanales, fue catalogada como alguien que experimentaba "síntomas de estrés de bajo grado". Esta etiqueta resultó devastadora; las opciones de tratamiento estaban restringidas debido a la creencia de que su condición no afectaba su percepción. Esta experiencia resuena profundamente con las frustraciones que sentí respecto a la atención de mi propia madre. Las palabras de Maxine reflejan mis propios sentimientos de que, aunque amábamos a nuestras madres incondicionalmente, el sistema que ellas navegaban a menudo fallaba en reconocer la gravedad de sus luchas. El enfoque burocrático de la salud mental puede dejar a las familias sintiéndose impotentes y enojadas, lidiando con la pregunta de si se podría haber hecho más para salvar a sus seres queridos. A medida que las estadísticas revelan una tendencia preocupante en las tasas de suicidio, se hace evidente que el sistema de salud mental requiere una reevaluación fundamental. Familias como la mía y la de Maxine cargan con un peso insoportable de duelo y confusión, anhelando respuestas y deseando un desenlace diferente. Maxine y yo hemos encontrado consuelo en las experiencias de cada una, navegando juntas las complejidades de nuestro duelo. Es un recordatorio de que, aunque el camino a través de la pérdida puede ser aislante, no estamos solas. Nuestras historias compartidas subrayan un mensaje vital: la necesidad de más compasión, entendimiento y apoyo adecuado para quienes luchan con problemas de salud mental. Tras perder a un ser querido por suicidio, la búsqueda de significado y respuestas puede ser una búsqueda de toda la vida. Sin embargo, a medida que continuamos compartiendo nuestras historias y abogando por una mejor atención de salud mental, esperamos honrar la memoria de nuestras madres y presionar por un sistema que realmente escuche a quienes lo necesitan. La lucha por mejores recursos de salud mental no es solo un viaje personal; es un llamado a la acción para que toda la sociedad tome nota y responda con urgencia.