Revolucionando la atención médica: Por qué la salud mental debe ser integral al bienestar físico.

Revolucionando la atención médica: Por qué la salud mental debe ser integral al bienestar físico.

Los pacientes reconocen cada vez más la relación entre la salud mental y la salud física, pero el sistema de salud aún prioriza los aspectos físicos sobre los psicológicos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 01.09.2024

Como médico de emergencias y profesor asociado en la Universidad de Columbia, he sido testigo de un cambio significativo en la forma en que los pacientes abordan su salud: un número creciente ahora cuestiona abiertamente el papel del estrés y la salud mental en sus dolencias físicas. Una vez relegada a los márgenes del discurso médico, la conexión entre la salud mental y física está ganando terreno entre los pacientes que buscan respuestas a sus problemas persistentes, ya sea que se manifiesten como un resfriado persistente o dolor crónico de espalda. A pesar de esta creciente conciencia entre los pacientes, el sistema de salud aún no ha abrazado plenamente la profunda interrelación entre la salud mental y física. Si bien las iniciativas de atención preventiva han avanzado en la promoción del bienestar físico, los aspectos psicológicos de la salud siguen siendo ignorados. Esta omisión es particularmente preocupante dado que la salud mental es un componente crucial de la salud en general y afecta significativamente nuestra susceptibilidad a diversas enfermedades. Durante años, las conversaciones sobre la conexión mente-cuerpo fueron recibidas con escepticismo. Los pacientes, especialmente mujeres y grupos marginados, a menudo enfrentaron el desdén hacia sus síntomas. La comunidad médica tiene un historial preocupante de minimizar las quejas, especialmente aquellas que no encajan perfectamente en el marco tradicional de salud física. Las mujeres han informado durante mucho tiempo síntomas que se atribuían a causas emocionales o psicológicas, lo que ha llevado a diagnósticos erróneos y repercusiones significativas en la salud. De manera similar, el dolor experimentado por pacientes negros ha sido frecuentemente subtratado debido a sesgos arraigados. Tales patrones de desestimación han fomentado un entorno en el que los individuos cuestionan sus propias experiencias, incapaces de encontrar validación para su sufrimiento. Sin embargo, la investigación está desafiando estas creencias obsoletas y demostrando que los trastornos psicológicos como el estrés, la depresión y la soledad pueden tener efectos tangibles en la salud física. Estudios han mostrado que estos desafíos de salud mental pueden afectar las defensas inmunitarias, llevando a un aumento de infecciones y a respuestas de vacunación disminuidas. El estrés crónico también está vinculado a disfunciones gastrointestinales, cicatrización retardada de heridas y envejecimiento celular, destacando las consecuencias de amplio alcance de la salud mental en el bienestar físico. Además, hay un creciente cuerpo de evidencia que ilustra que los problemas de salud mental pueden llevar a un aumento en los riesgos de condiciones médicas graves. Las personas que presentan síntomas de depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedad arterial coronaria. Para los pacientes que ya tienen afecciones cardíacas, los sentimientos de soledad pueden cuadruplicar el riesgo de mortalidad. El estrés laboral se ha asociado con accidentes cerebrovasculares, lo que enfatiza aún más la necesidad de integrar consideraciones de salud mental en las estrategias de atención preventiva. A la luz de esta evidencia, es imperativo que nuestro sistema de salud evolucione para priorizar la salud mental como un aspecto fundamental de la salud en general. Abordar la salud mental ya no debe ser una reflexión tardía; debe estar entrelazada en el tejido de la práctica médica. Al adoptar un enfoque más holístico en la atención al paciente, podemos mejorar los resultados y aumentar la calidad de vida de innumerables individuos que navegan por las complejidades de la salud mental y física. A medida que continuamos avanzando en nuestra comprensión de la salud, es crucial que aboguemos por un sistema que reconozca la importancia del bienestar mental en la consecución de una verdadera equidad en salud. Ha llegado el momento de un cambio de paradigma que reconozca la poderosa conexión entre nuestras mentes y cuerpos, lo que finalmente llevará a un enfoque más integrado y compasivo en la atención médica.

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