Descenso notable en incendios forestales en agosto de 2024, pero cautela necesaria

Descenso notable en incendios forestales en agosto de 2024, pero cautela necesaria

Agosto de 2024 muestra un 46% menos de superficie forestal quemada, pero persiste la necesidad de mejorar la prevención y gestión de incendios.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

Agosto de 2024 cierra con un dato que, aunque esperanzador, invita a la reflexión: un 46% menos de superficie forestal quemada en comparación con la media de los últimos diez años. Este notable descenso en la cantidad de hectáreas arrasadas por el fuego se debe, en gran medida, a la favorable combinación de condiciones climáticas –calor moderado y lluvias adecuadas– que han caracterizado el año hasta la fecha. Según el último reporte del Ministerio para la Transición Ecológica, desde el 1 de enero hasta el 25 de agosto se han registrado 42.314 hectáreas quemadas, lo que representa una cifra significativamente menor que los 78.000 hectáreas que se promediaron en la última década. El número de incendios también ha tenido un descenso, con 4.742 siniestros contabilizados en lo que va del año, una cifra inferior a la media de 7.359 fuegos de la última década. Este panorama se asemeja más al de 2018, año en el que se registraron 4.705 incendios, aunque la superficie afectada es más del doble. La jefa de servicio del área de Defensa contra Incendios Forestales, Elena Hernández, se muestra cautelosa al calificar este año como favorable, resaltando que la estadística de incendios muestra un patrón cíclico, con años de mayor impacto seguidos de otros con menor afección. Las estadísticas no son motivo para la complacencia. Agosto ha dejado un incendio significativo en Andújar, Jaén, que arrasó 3.600 hectáreas y provocó el desalojo de cientos de personas. Esta cifra, aunque preocupante, se queda corta en comparación con los incendios devastadores de otros años, que han superado las 10.000 o 20.000 hectáreas. Sin embargo, la preocupación persiste, ya que la tendencia sugiere que, a pesar del menor número de incendios, la superficie quemada está aumentando. Aún quedan meses críticos para la temporada de incendios, ya que septiembre y marzo son tradicionalmente los meses con mayor riesgo de fuego. Hernández indica que el clima ha sido un aliado este año, con lluvias que han mantenido la vegetación más verde y menos propensa a arder. A su vez, lo que ha ayudado a prevenir fuegos es la concienciación social, ya que el 80% de los incendios se relacionan con actividades humanas, principalmente negligencias y actos intencionados. El ingeniero forestal Ferran Dalmau destaca la importancia de las condiciones meteorológicas y la distribución de las lluvias, que han sido favorables hasta ahora. Sin embargo, también señala que el aumento de la biomasa vegetal producto de las precipitaciones podría generar más combustible en el futuro, lo que complica la situación. A pesar de los datos positivos de este año, Dalmau subraya la falta de inversión en prevención, argumentando que la política de incendios forestales no es una prioridad en la agenda gubernamental. La necesidad de un enfoque continuo en la prevención de incendios forestales es crítica. Si bien se ha logrado una disminución en el número y la superficie de los incendios, los expertos advierten que aún no se han visto reducidos los grandes incendios, que siguen presentes con un total de 16 hasta la fecha. Esta cifra es alarmante, considerando que en 2018 se registraron solo tres grandes incendios bajo circunstancias similares. Lourdes Hernández, especialista en incendios forestales de WWF, advierte que es necesario prepararse para el futuro en el que se podrían presentar condiciones climáticas extremas. El cambio climático está reconfigurando la forma en que se producen y gestionan los incendios forestales, obligando a la sociedad a adaptarse a un nuevo panorama, donde la prevención y la preparación son clave para evitar catástrofes. A medida que se avanza en la temporada de incendios, es crucial reconocer que las lluvias y las condiciones favorables no son una solución permanente. La gestión adecuada de las masas forestales y la inversión en la prevención son aspectos fundamentales que seguirán siendo necesarios para enfrentar el riesgo creciente de incendios. La falta de acción en este sentido podría resultar en una crisis aún más severa en el futuro. El descenso en la superficie quemada este año podría ser un indicio alentador, pero no se debe perder de vista la realidad de fondo: el abandono del sector primario y la falta de políticas adecuadas para manejar el riesgo de incendios. Si bien se han logrado avances, es evidente que se requiere un enfoque más holístico y sostenido para asegurar que los bosques y comunidades estén protegidos en los años venideros. Finalmente, el contraste entre las cifras de este año y las de años pasados no debe hacernos caer en la complacencia. La seguridad en la gestión de incendios forestales no se puede dejar al azar; es necesario un compromiso colectivo para seguir trabajando en la prevención, la educación y la mejora de nuestras políticas de gestión del fuego, asegurando así la protección de nuestros bosques y la seguridad de nuestras comunidades.

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