Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el complejo panorama de la democracia en América Latina, el reciente encuentro en Bogotá, donde se dio pie a la creación de la red Democracia+, resalta la urgencia de abordar desafíos cruciales que afectan a nuestros países. Los participantes, entre ellos representantes de Recambio, han puesto de relieve la necesidad de una educación cívica robusta como piedra angular para fortalecer las democracias en la región. La obra de instituciones como VélezReyes+ y el Center on Democracy, Development and the Rule of Law de la Universidad de Stanford apunta a una realidad: sin educación cívica, el futuro democrático de nuestros países se ve comprometido. Es innegable que estamos viviendo un periodo de deterioro democrático, un fenómeno que algunos analistas han calificado como "recesión democrática". Sin embargo, esta crisis no es un destino fatalista. Las democracias de Latinoamérica han mostrado una sorprendente resiliencia. A pesar de los casos críticos, como el de Venezuela, hay un llamado claro para seguir luchando por la defensa y la recuperación de los valores democráticos. Este esfuerzo no debe ser ignorado; cada pequeño avance puede significar la diferencia ante un panorama sombrío. Uno de los puntos más alarmantes que se discute en estos foros es el auge de la criminalidad, que se ha convertido en una de las principales amenazas a la democracia en la región. Aunque el Perú aún no ha alcanzado los niveles de violencia y criminalidad de otros países como México o Colombia, se perciben síntomas preocupantes. La interconexión de la criminalidad con economías ilegales plantea un riesgo inminente que podría llevar al país a un punto crítico si no se toman medidas serias y efectivas. Dentro de este contexto, el concepto de "vaciamiento democrático" se ha vuelto relevante. Este término, acuñado por politólogos peruanos, describe el proceso de erosión de la calidad democrática en el país. Sin embargo, el caso peruano presenta particularidades que requieren un análisis más profundo. La realidad en Perú es dinámica y compleja, y las soluciones deben adaptarse a esta complejidad. A pesar de las similitudes con otros países de la región, el Perú tiene su propio camino que trazar en la lucha por la democratización. La buena noticia es que, a pesar de la adversidad, existen muchas iniciativas en marcha que buscan mejorar la oferta política en la región. Instituciones como RenovaBR, +CostaRica, +Uruguay, Extituto, Legisla, Potencia Argentina, y, por supuesto, Recambio, están al frente de una cruzada por revitalizar la política y ofrecer alternativas viables a la ciudadanía. Esta diversidad de esfuerzos es un signo de esperanza y una invitación a la colaboración entre diversas entidades. Sin embargo, los expertos coinciden en que mejorar la oferta política no es suficiente. Laura Oller, de VélezReyes+, subraya la necesidad imperiosa de trabajar en la demanda política. Esto nos lleva a un tema crucial: la educación cívica. Este aspecto ha sido históricamente desestimado en el Perú, lo que ha llevado a una falta de conciencia cívica y a una ciudadanía desinformada. Es vital que tanto el Estado como la sociedad civil reconozcan la importancia de la educación cívica y se comprometan a apoyarla. El Estado peruano tiene un papel fundamental en esta tarea, pero no puede cargar solo con esta responsabilidad. La sociedad civil y el sector empresarial deben involucrarse activamente. La educación cívica no debe ser un añadido, sino un componente esencial de la formación de los ciudadanos. En este sentido, iniciativas como las que están siendo desarrolladas por Recambio y Excuela son un paso en la dirección correcta, ofreciendo un enfoque lúdico y accesible a la enseñanza de la democracia y la ciudadanía. Además, es crucial que los espacios de trabajo se conviertan en entornos donde se fomente el aprendizaje cívico. Los líderes empresariales tienen una responsabilidad en este ámbito: sus organizaciones deben ser ejemplos de buenos ciudadanos. Fomentar el pensamiento crítico, promover el diálogo respetuoso y educar sobre derechos y deberes son pasos que deben ser parte de la cultura empresarial. La educación cívica debe estar en el centro de nuestras interacciones, tanto en lo personal como en lo profesional. En conclusión, la cruzada por recuperar la educación cívica en el Perú es una tarea que debe convocar a todos los sectores de la sociedad. La democracia no es solo un sistema de gobierno, es una forma de vida que debe ser enseñada y practicada. En un momento en que el futuro democrático del país parece incierto, es fundamental que asumamos esta responsabilidad colectiva. La conversación sobre educación cívica debe comenzar ahora, y más importante aún, debemos pasar a la acción. La democracia nos necesita a todos, y la educación cívica es el primer paso hacia un futuro más prometedor.