Debate sobre control de investigaciones penales en medio de crisis de confianza en Perú

Debate sobre control de investigaciones penales en medio de crisis de confianza en Perú

El debate sobre el control de investigaciones penales en Perú genera preocupaciones sobre la concentración de poder en el Ejecutivo y la independencia judicial.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 30.08.2024

En medio de un clima de creciente inseguridad y desconfianza en las instituciones del país, el debate sobre el control de las investigaciones penales ha tomado un nuevo rumbo. Recientemente, se ha suscitado un intenso intercambio de opiniones tras la presentación de un proyecto de ley que busca modificar el Código Procesal Penal, con la intención de fortalecer la función de la Policía Nacional del Perú (PNP) en la investigación de delitos. Sin embargo, este proyecto ha sido objeto de críticas severas, principalmente por su aparente intención de concentrar el poder investigativo en el Poder Ejecutivo, lo cual ha desatado alarmas sobre la separación de poderes y la independencia judicial. Juan Carlos Villena, un destacado crítico de la medida, ha calificado la iniciativa como inconstitucional, advirtiendo que su objetivo es que todas las investigaciones estén bajo el control directo del Ministerio del Interior. Esta situación, según él, erosionaría la autonomía del sistema judicial y comprometería la imparcialidad de las investigaciones. La Junta de Fiscales Supremos, un organismo que aglutina a los más altos representantes del Ministerio Público, se ha manifestado en contra de esta medida, resaltando la importancia de mantener una clara división entre los poderes del Estado. La Junta, que se reúne bajo la presidencia del Fiscal de la Nación, ha expresado su preocupación por la falta de quórum en su reciente pronunciamiento, ya que solo cuatro de los seis fiscales supremos asistieron a la reunión, lo que genera dudas sobre la legitimidad de su postura. Este hecho ha llevado a algunos críticos a cuestionar la credibilidad y competencia de sus miembros, sugiriendo que la falta de unidad y la presencia de cuestionamientos sobre su idoneidad afectan la eficacia del sistema de justicia en el país. En un entorno donde la violencia y la criminalidad parecen haber superado al Estado, la propuesta de fortalecer las capacidades de la PNP ha sido recibida con escepticismo. Muchos ciudadanos y analistas sostienen que, lejos de resolver el problema, esta medida podría perpetuar la corrupción y la impunidad que ya afectan a las fuerzas del orden. La historia reciente ha demostrado que en ocasiones, aquellos encargados de proteger a la ciudadanía han estado implicados en actos delictivos, lo que genera desconfianza y división entre la población. La crítica no se limita solo al ámbito judicial, sino que también se extiende al Congreso de la República, al que muchos ciudadanos acusan de ser un obstáculo para las reformas necesarias. La falta de acción y la ineficacia de algunos legisladores han contribuido a la percepción de un sistema en crisis, donde las instituciones parecen estar en una lucha constante por el control y la legitimidad. Los cuestionamientos sobre la calidad de los funcionarios públicos y su compromiso con la justicia son una constante en el discurso político actual. Algunos analistas plantean la hipótesis de que, en lugar de una colaboración interinstitucional, se ha instaurado un clima de desconfianza y recelo entre las distintas entidades del Estado. Esta desconfianza es alimentada por la percepción de que ciertos fiscales y miembros de la judicatura han tomado decisiones que benefician a delincuentes y favorecen la impunidad. Esto ha llevado a un análisis crítico sobre la capacidad de la Junta de Fiscales para actuar como un verdadero baluarte de la justicia en el país. La pregunta que muchos se hacen es si esta reforma realmente será la solución a los problemas de inseguridad y corrupción que enfrenta el Perú. La concentración de poder en un solo órgano, como el Ejecutivo, podría derivar en abusos y una falta de rendición de cuentas. En un sistema democrático, la independencia de cada poder y organismo es crucial para asegurar que se respeten los derechos de todos los ciudadanos y se garantice un acceso equitativo a la justicia. En este contexto, la posibilidad de que la PNP asuma un papel preponderante en las investigaciones, en detrimento del Ministerio Público, ha abierto un debate sobre el futuro del Estado de derecho en el país. La historia ha demostrado que las concentraciones de poder suelen llevar a abusos y a la vulneración de derechos. La preocupación por cómo estas medidas podrían impactar en la lucha contra la corrupción y en la protección de los derechos humanos es válida y debe ser atendida con seriedad. La ciudadanía tiene un papel fundamental en esta discusión. Es imperativo que se exija transparencia y responsabilidad a todos los actores involucrados en el sistema de justicia. La participación activa de la sociedad civil y la presión constante sobre los legisladores y funcionarios públicos son esenciales para mantener la integridad del Estado y asegurar que las reformas que se propongan realmente respondan a las necesidades de la población. La lucha por un Perú más seguro y justo continúa, y dependerá de la voluntad colectiva y del compromiso con la democracia y los valores fundamentales que sustentan la sociedad.

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