Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La vida de un director de cine es un fascinante viaje que combina creatividad, pasión y, en muchos casos, un sinfín de desafíos económicos. Erik Hirschhorn, un joven cineasta que ha logrado convertir su pasión por el arte en una carrera profesional, es un claro ejemplo de cómo los sueños pueden materializarse, aunque no sin esfuerzo y sacrificio. Desde su infancia, Erik mostró un gran interés por diversas formas de arte, pero fue la película "El Laberinto del Fauno" de Guillermo del Toro la que lo inspiró a sumergirse en el mundo del cine. Desde los nueve años, la mezcla de elementos artísticos y narrativos que encontró en la obra del célebre director mexicano encendió en él un deseo incontrolable de contar historias a través de la cinematografía. Esta nueva pasión lo llevó a experimentar con cortometrajes caseros, utilizando la tecnología más básica de su computadora y la colaboración de amigos para darle vida a sus primeras ideas. Sus inicios, que incluían improvisaciones como llenar su ropa de cojines para simular efectos especiales, son una clara muestra de su dedicación y creatividad desde una edad temprana. A medida que crecía, Erik continuó su formación en el ArtCenter College of Design en Pasadena, que le brindó las herramientas necesarias para profesionalizar su arte. Posteriormente, se especializó en Ciencias de Ficción y Entretenimiento en SCI-Arc en Los Ángeles. Su primer cortometraje profesional, "Standpoint", fue una experiencia transformadora que lo llevó a fundar su propia productora, Staff Only Productions, con la ambición de convertirse en un director más completo y versátil. Sin embargo, la realidad económica de ser director de cine en México es bastante dura. Las cifras indican que realizar una película en el país puede requerir un presupuesto que varía alrededor de los 8 millones de pesos, aunque pocas producciones logran acceder a dicha cantidad. Un director que trabaje en proyectos de este tipo puede ganar entre 200,000 y 250,000 pesos. En contraste, los directores independientes enfrentan un panorama más modesto, con presupuestos que rondan el millón de pesos y ganancias que oscilan entre 60,000 y 80,000 pesos. La situación se vuelve aún más complicada cuando se considera el tiempo que lleva realizar una película en México. Se estima que el proceso de preproducción puede tardar hasta tres años, lo que significa que un director típicamente solo tiene la oportunidad de llevar a cabo una película por año. Sin embargo, aquellos que se dedican a crear contenido para plataformas digitales pueden tener más éxito en términos de producción, logrando completar de dos a tres proyectos anuales. En comparación, los salarios de los directores en Estados Unidos son significativamente más altos, con rangos que oscilan entre 1,548 y 6,455 dólares al mes, dependiendo de la experiencia y el tipo de proyecto. Estos contrastes resaltan la falta de estabilidad económica que enfrentan los cineastas en México, lo que ha llevado a muchos, como Hirschhorn, a diversificar su trabajo para poder financiar sus proyectos personales. Erik menciona que, aunque no recibe una compensación adecuada por sus proyectos independientes, ha buscado otras oportunidades en el ámbito del branding y marketing para poder sostener su carrera cinematográfica. Es importante resaltar que, aunque contar con una educación formal en arte y cine puede ser valioso, la experiencia práctica y la creatividad son igualmente relevantes para quienes desean convertirse en directores de cine. Erik, por ejemplo, ha estado involucrado en actividades artísticas desde una edad temprana, lo que le permitió desarrollar una sólida base para su futura carrera. Esta mezcla de práctica y teoría es fundamental para enfrentar los desafíos de la dirección cinematográfica. A lo largo de su carrera, Hirschhorn ha recibido varios premios internacionales, lo que demuestra que, a pesar de las dificultades, es posible destacar en el competitivo mundo del cine. Su cortometraje "Standpoint" fue reconocido en el Idyllwild International Festival of Cinema, lo que resalta su talento y potencial. Además, Erik tiene grandes aspiraciones para su futuro en el cine, incluyendo el deseo de trabajar en largometrajes tanto en México como en Estados Unidos, así como explorar géneros diferentes como musicales y fantasía. A pesar de los obstáculos, Hirschhorn ha sabido equilibrar su pasión por contar historias con la dura realidad de la industria cinematográfica, mostrando que, aunque el camino es incierto y lleno de retos, hay oportunidades para aquellos que están dispuestos a perseguir su vocación artística. En un país donde las carreras relacionadas con las artes y el entretenimiento representan una pequeña fracción del total, cada paso que da un cineasta como Erik es significativo, no solo para él, sino para toda una nueva generación de creadores que buscan inspirar y conectar a través de su arte.