Incendio en Quilanga arrasa hectáreas y pone en jaque a la comunidad local

Incendio en Quilanga arrasa hectáreas y pone en jaque a la comunidad local

El incendio en Quilanga, Ecuador, ha arrasado 3,877 hectáreas. La falta de recursos y burocracia complican el control del fuego y la ayuda.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El incendio forestal en Ecuador continúa su avance implacable, causando estragos en la provincia de Loja, específicamente en la localidad de Quilanga. Según un comunicado reciente de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR), la superficie afectada ha alcanzado las 3,877 hectáreas, lo que representa un grave perjuicio no solo para el medio ambiente, sino también para la comunidad local. Las llamas han dañado una granja avícola cercana, complicando aún más la situación económica de los habitantes de la zona. Los bomberos de diversas localidades, en colaboración con efectivos de las Fuerzas Armadas, han sido desplazados hasta Quilanga para combatir el fuego. Sin embargo, la situación se ha visto dificultada por la falta de recursos, como denunció el alcalde de la localidad, Juan Carlos Santín. En sus declaraciones, Santín mencionó que el Gobierno de Daniel Noboa no ha proporcionado los medios necesarios para enfrentar este desastre natural, lo que ha llevado a que dos bomberos resulten heridos mientras intentaban controlar el incendio. Uno de los mayores problemas ha sido la burocracia que ha impedido la llegada de un helicóptero cisterna, el cual se considera esencial para sofocar el fuego. "Por temas de burocracia y papeleo, el helicóptero no llegó", lamentó el alcalde, reflejando la frustración de las autoridades locales ante la ineficacia del sistema. Esta situación ha elevado la preocupación entre los residentes, quienes ya han perdido sus viviendas y han tenido que ser trasladados a albergues temporales. Las autoridades habían informado días atrás que el incendio estaba controlado, pero, desafortunadamente, se reactivó y ha continuado su avance. En el contexto nacional, se han reportado un total de 12 incendios forestales en Ecuador, lo que pone de manifiesto la gravedad de la temporada. La SGR sigue realizando un monitoreo satelital mientras que el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Quilanga trabaja incansablemente para contener el fuego. La situación se complica aún más con la reciente evacuación del personal del canal de televisión Teleamazonas en Guayaquil, debido a un incendio en el Cerro del Carmen, que se convirtió en el centro de operaciones de los bomberos. Las detonaciones de fuegos artificiales durante un sepelio en la ciudad han sido mencionadas como posible causa del incendio, aunque los bomberos aún no han confirmado dicha información. Los especialistas han advertido que las condiciones climáticas actuales son propensas a la generación de incendios. Las altas temperaturas, el bajo contenido de humedad, la escasa nubosidad y el aumento de la velocidad del viento son factores que incrementan el riesgo en las localidades andinas y costeras. A esto se suma la actividad humana, que en muchas ocasiones es el detonante de estos siniestros. La situación en Quilanga es un reflejo de la ineficacia de los sistemas de respuesta ante emergencias en el país. Los ciudadanos se encuentran angustiados y desamparados, mientras que las autoridades luchan contra un fuego que parece no dar tregua. La falta de recursos y la burocracia se están convirtiendo en obstáculos significativos para el control de las llamas, y muchas familias ya han perdido todo lo que tenían. El sufrimiento de los habitantes de Quilanga debe ser una llamada de atención para el Gobierno ecuatoriano. No solo es necesario un plan de acción inmediato para contener el incendio, sino que también se requiere una revisión y mejora del sistema de gestión de riesgos. La protección de la vida y de los bienes de la población debe ser una prioridad, más aún en situaciones de crisis como la que se vive en la actualidad. Mientras la comunidad se siente vulnerable, los esfuerzos de los bomberos y de las Fuerzas Armadas son dignos de reconocimiento. Sin embargo, es evidente que necesitan el apoyo adecuado para hacer frente a un problema que se agrava con cada día que pasa. La coordinación entre las diferentes instituciones y la provisión de recursos son esenciales para evitar que esta tragedia se repita en el futuro. Es momento de actuar y de garantizar que los ciudadanos de Ecuador puedan sentirse seguros en sus propias casas.

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