Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El reciente abuso homofóbico dirigido a Geyse Ferreira, del Manchester United y la selección de Brasil, destaca una preocupante realidad en el fútbol femenino, un sector a menudo percibido como un refugio seguro para los jugadores LGBTQIAPN+. A pesar de una tendencia alentadora hacia la representación LGBTQ+, el vitriolo en línea que apunta a los jugadores persiste, planteando preguntas críticas sobre la seguridad y la salud mental de los deportistas dentro del deporte. Geyse fue objeto de una serie de mensajes homofóbicos tras una emotiva publicación en Instagram en la que aparecía junto a su pareja, Bruna Gois. La atleta, que habló valientemente contra el abuso, describió la experiencia como "profundamente dolorosa" pero reafirmó su compromiso de no "permanecer en silencio ante el prejuicio". Este incidente no solo ha desencadenado una conversación más amplia sobre la seguridad de los jugadores, sino que también ha movilizado un apoyo significativo por parte de aficionados y compañeros atletas. Meta, la empresa matriz de Instagram, respondió a la reacción negativa afirmando que "nadie debería tener que experimentar abuso homofóbico, en línea o fuera de ella", y se comprometió a eliminar los comentarios ofensivos. Sin embargo, este incidente subraya la realidad de que los problemas sociales, incluida la homofobia, se infiltran en el mundo del deporte, y la comunidad futbolística debe tomar medidas significativas y sostenidas para combatir estos desafíos. Gareth Hope, un representante de los Rainbow Devils, un grupo de aficionados del Manchester United, articuló la necesidad de que la comunidad futbolística establezca expectativas claras respecto al comportamiento aceptable, tanto en los estadios como en las redes sociales. El crecimiento del fútbol femenino ha atraído a una audiencia más amplia, y con esa expansión viene la responsabilidad de fomentar un ambiente donde todos los jugadores, especialmente aquellos de comunidades marginadas, puedan prosperar de manera segura y auténtica. Evidencia estadística de informes recientes de Fifpro, el sindicato internacional de jugadores, revela tendencias alarmantes en el abuso en redes sociales dirigido a futbolistas femeninas. Durante la Copa Mundial Femenina 2023, más de 150 jugadoras experimentaron ataques dirigidos, siendo más del 20% de estos homofóbicos, casi el doble del porcentaje registrado en el torneo masculino del año anterior. Tales estadísticas llaman la atención sobre una cultura generalizada de sexismo y homofobia que afecta desproporcionadamente a las jugadoras, especialmente a aquellas que son abiertas sobre sus identidades. Los efectos perjudiciales de este abuso se extienden mucho más allá del campo. Las víctimas a menudo enfrentan una serie de desafíos de salud mental, que incluyen ansiedad, depresión y trastornos del sueño, lo que puede afectar severamente su rendimiento y bienestar general. La gravedad de estos impactos no puede ser subestimada, y la comunidad futbolística debe unirse en sus esfuerzos para combatir el odio y apoyar a los afectados. La negativa de Geyse a ceder demuestra la resiliencia de los atletas LGBTQIAPN+ y la importancia de la visibilidad y la representación en el deporte. Su continua presencia en redes sociales con Bruna, mostrando momentos de alegría en su relación, sirve como un faro de esperanza y desafío contra la retórica de odio que busca silenciarlas. En palabras de Geyse, "Juntos, podemos luchar contra el odio con amor y construir un mundo más inclusivo y respetuoso." El camino hacia una verdadera seguridad y aceptación dentro del fútbol está en curso, y requiere un esfuerzo colectivo: los jugadores, los clubes, las plataformas de redes sociales y los aficionados deben trabajar juntos para crear un ambiente de apoyo donde todos puedan disfrutar del juego que aman sin miedo a la discriminación o el abuso. A medida que el deporte continúa creciendo, el compromiso con el respeto y el apoyo a la salud mental será vital para asegurar que todos los jugadores puedan prosperar.