Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que Estados Unidos enfrenta olas de calor récord en curso, un informe reciente del Journal of the American Medical Association (JAMA) pinta un panorama sombrío del creciente saldo de muertes relacionadas con el calor. El estudio revela que las muertes atribuidas al calor han aumentado un asombroso 117% desde 1999 hasta 2023, con más de 21,500 muertes atribuidas a temperaturas extremas en las últimas dos décadas. Según la investigación, los datos obtenidos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. indican una preocupante tendencia al alza en las fatalidades relacionadas con el calor, que pasaron de 1,069 muertes en 1999 a 2,325 en 2023. El informe destaca que el número más bajo de muertes relacionadas con el calor durante este período fue de solo 311 en 2004, mientras que 2023 marcó el número más alto de muertes desde que comenzó el estudio. Antes del año 2016, la incidencia de muertes relacionadas con el calor mostró fluctuaciones marcadas con picos notables en 2006 y 2011. Sin embargo, desde 2016, los datos sugieren un aumento constante y alarmante en las fatalidades asociadas con el calor extremo. Los investigadores advierten que a medida que las temperaturas globales continúan aumentando debido al cambio climático, es poco probable que la trayectoria ascendente de las muertes relacionadas con el calor se detenga. Se insta a las autoridades locales a tomar medidas proactivas, como mejorar el acceso a centros de hidratación y espacios públicos de enfriamiento, en un esfuerzo por mitigar el impacto del calor extremo en las poblaciones vulnerables. El informe reconoce limitaciones en el estudio, incluyendo la posible mala clasificación de las causas de muerte, lo que podría oscurecer la verdadera magnitud de la mortalidad relacionada con el calor. La Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza la gravedad del problema, afirmando que el estrés por calor es ahora la principal causa de muertes relacionadas con el clima a nivel mundial. La OMS señala que el número de personas que enfrentan calor extremo está aumentando drásticamente, impulsado en gran medida por el cambio climático resultante del consumo de combustibles fósiles. La organización advierte que las olas de calor se están volviendo más frecuentes e intensas, siendo incluso las condiciones de calor moderado un riesgo para la salud pública. El calor extremo puede llevar a problemas de salud graves, incluyendo agotamiento por calor y golpe de calor, así como un estrés adicional en los sistemas cardiovascular y renal. Además, los eventos de calor pueden interrumpir servicios esenciales, incluyendo la atención médica, y provocar cortes de energía, lo que complica los peligros que representan las temperaturas extremas. Actualmente, millones de estadounidenses enfrentan avisos de calor extremo, particularmente en el Medio Oeste, donde se espera que las temperaturas se disparen. A principios de este mes, la Cruz Roja Americana destacó los efectos adversos del calor extremo en el suministro médico de sangre en Estados Unidos, contribuyendo a una escasez crítica de sangre. La situación es alarmante, ya que más de 130 millones de estadounidenses estaban bajo advertencias de calor solo en julio, con un récord de 15 registros nacionales de calor ya registrados este año. Un informe gubernamental emitido el año pasado indica que EE. UU. se está calentando a un ritmo más rápido que el promedio global, lo que conduce a consecuencias cada vez más severas de la crisis climática. Este informe advierte que todas las regiones del país enfrentan impactos cada vez más dañinos por el aumento de las temperaturas. A la luz de estos hallazgos, la OMS enfatiza la urgente necesidad de abordar la crisis climática mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Mitigar estas emisiones es imperativo para reducir los costos humanos asociados con el calor extremo, subrayando la relevancia crítica de este problema mientras la nación enfrenta uno de sus veranos más calurosos registrados. A medida que el calor continúa en aumento, también lo hace la imperiosa necesidad de actuar para proteger la salud pública y el medio ambiente.