Seísmo de magnitud 5.3 sorprende a Galicia y otras regiones de España

Seísmo de magnitud 5.3 sorprende a Galicia y otras regiones de España

Un seísmo de magnitud 5.3 cerca de Lisboa se sintió en Galicia y Andalucía, sin daños significativos. La calma prevaleció ante el evento.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Un seísmo de magnitud 5.3 registrado al sur de Lisboa sorprendió a los habitantes de diversas comunidades autónomas españolas, especialmente en Galicia, donde el movimiento sísmico se sintió con claridad en algunas localidades de la provincia de Pontevedra. El evento ocurrió a las 6:11:38 horas, según reporta el Instituto Geográfico Nacional (IGN), y aunque no se reportaron daños significativos, la sacudida logró captar la atención de miles de personas en diferentes regiones del país. El impacto del terremoto fue notorio en Galicia, donde se percibió en las cuatro provincias. En particular, las localidades de Pontevedra sintieron el temblor en un grado III en la escala de intensidades del IGN, que mide hasta un máximo de X. Este grado indica que, aunque no se produjeron daños estructurales, los residentes experimentaron un ligero balanceo dentro de sus hogares y vieron oscilaciones en objetos colgados. Localidades como Oia, Lavadores (Vigo), Nigrán y Tomiño fueron algunas de las más afectadas por el movimiento sísmico. En otras partes de Galicia, el temblor fue sentido con menor intensidad, alcanzando un grado II, que implica que solo algunas personas pudieron percibir el movimiento, generalmente en condiciones especiales. En este contexto, el servicio 112 de Galicia no recibió reportes de emergencias relacionadas con el seísmo, lo que sugiere que la población mantuvo la calma ante el evento natural. Las comunidades autónomas más cercanas a la costa también experimentaron el efecto del terremoto. En Andalucía, localidades como Ayamonte y Cortegana en Huelva registraron una intensidad IV, donde muchos habitantes sintieron el temblor dentro de sus viviendas, aunque pocos lo notaron en el exterior. A pesar de la incomodidad que puede causar un seísmo, los expertos han destacado que la magnitud y profundidad del mismo no presagiaban un peligro inminente para la población. El científico gallego Manuel Regueiro, ex presidente del Colegio Oficial de Geólogos de España, instó a no caer en el alarmismo. Resaltó que existen mecanismos de alerta en caso de que ocurra un tsunami, como las boyas de alerta instaladas en las costas españolas. Esto proporciona un grado de seguridad ante eventos naturales que, aunque impredecibles, cuentan con protocolos establecidos para proteger a la población. Carlos González, sismólogo del IGN, explicó que el seísmo tuvo lugar en una zona geológicamente activa, llena de fallas y con una complejidad tectónica que hace probable la ocurrencia de terremotos. Si bien el fenómeno puede ser inquietante para algunos, es considerado un evento normal en áreas con estas características. González también indicó la posibilidad de réplicas, aunque dada la profundidad del seísmo, que fue de 19 kilómetros, cualquier réplica pequeña podría no ser detectada. La historia de terremotos en la península ibérica no es reciente, y el evento de ayer tuvo ecos de desastres pasados. Raúl Pérez López, geólogo del Instituto Geológico y Minero de España, recordó que el terremoto de Lisboa de 1755 fue uno de los más devastadores, con magnitudes estimadas que podrían haber alcanzado entre 8.7 y 9. Este desastre histórico, que además provocó un tsunami, resalta la importancia de la preparación y el conocimiento en torno a los riesgos sísmicos en las áreas costeras. El hecho de que un seísmo de esta magnitud se sienta en localidades tan alejadas de su epicentro subraya la conectividad geológica de la península. La capacidad de sentir temblores en regiones distantes es un recordatorio del dinamismo de la Tierra, donde la actividad sísmica puede resonar mucho más allá de su origen. A pesar de la inquietud inicial que puede generar un evento de esta naturaleza, la respuesta de la población y las autoridades ha sido adecuada, reflejando un nivel de preparación y consciencia que se ha ido construyendo con el tiempo. A medida que avanzamos en el conocimiento de los fenómenos naturales, es vital que los ciudadanos mantengan la calma y sigan las recomendaciones de los expertos. La prevención y la educación son fundamentales para enfrentar con seguridad los desafíos que presenta la naturaleza, y eventos como el de ayer son oportunidades para reforzar la resiliencia de nuestras comunidades.

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