Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un anuncio significativo, declarando que el mpox, anteriormente conocido como viruela símica, ya no era una "emergencia de salud pública de preocupación internacional". Si bien esta decisión fue recibida con un suspiro de alivio en algunos círculos, pasó por alto la urgente realidad que enfrentan muchos, particularmente en África, donde el virus continúa causando estragos. Cientos de infecciones y decenas de muertes han marcado la lucha continua contra el mpox, destacando la necesidad apremiante de un renovado enfoque y acción. El reciente restablecimiento de la designación de Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC) el 17 de agosto ha devuelto algo de atención al mpox, pero la perspectiva general sigue siendo sombría. La falta de un marco global colaborativo para rastrear las cepas de mpox significa una laguna en nuestra respuesta que podría permitir que el virus se propague sin ser detectado. El estigma que rodea a la enfermedad complica aún más la situación, a menudo empujando a los infectados a las sombras y fuera del alcance de las iniciativas tradicionales de salud pública. Esta tendencia podría llevar a brotes que pasen desapercibidos, sin ser notados hasta que sea demasiado tarde. A diferencia de la pandemia de COVID-19, que dominó los titulares y el discurso público durante años, la urgencia en torno al mpox corre el riesgo de disminuir a medida que el ciclo de noticias avanza. La triste realidad es que muchos de los afectados por el mpox viven en países de bajos y medianos ingresos, regiones que a menudo reciben menos atención y recursos en las discusiones de salud global. Esta disparidad subraya una alarmante verdad: la comunidad de salud global puede no priorizar el mpox como debería, lo que resulta en una respuesta inadecuada a una enfermedad que aún no ha sido vencida. Para combatir eficazmente el mpox y prevenir su propagación, los expertos están pidiendo esfuerzos coordinados urgentes tanto a nivel local como internacional. Los sistemas de vigilancia de salud pública mejorados son esenciales para detectar nuevos casos y monitorear la evolución del virus. Además, se debe priorizar el acceso equitativo a las vacunas para garantizar que las comunidades en regiones vulnerables estén protegidas. Sin estas medidas, la lucha contra el mpox podría verse gravemente obstaculizada, permitiendo que el virus se propague sin control. Además, abordar el estigma asociado al mpox es vital para alentar a aquellos que pueden estar infectados a buscar ayuda médica, participar en esfuerzos de vigilancia y adherirse a las medidas de salud pública. La educación y el compromiso comunitario pueden desempeñar roles cruciales para abordar las ideas erróneas y los temores relacionados con la enfermedad. A medida que el mundo avanza desde las ondas de choque iniciales de la pandemia de COVID-19, es imperativo que los líderes de salud global no pasen por alto las lecciones aprendidas. La urgencia del mpox exige atención sostenida y asignación de recursos, no sea que permitamos que este virus se convierta en otra crisis de salud que se deslice entre las grietas, afectando a las poblaciones más vulnerables con poco aviso o apoyo. El momento de actuar es ahora, y la comunidad global debe unirse para garantizar que la respuesta al mpox sea robusta, equitativa y efectiva.