Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La advertencia sobre la posibilidad de un tsunami que pueda impactar en las costas españolas ha encendido las alarmas en diversos sectores de la población y las autoridades. La Comisión Intergubernamental de los Océanos (COI) ha señalado que existe una alta probabilidad de que un tsunami de más de un metro de altura afecte al Mediterráneo en los próximos 30 años, generando preocupación en regiones costeras de España. Las áreas más vulnerables incluyen Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, y las provincias de Almería, Granada, Málaga, así como Asturias, Cantabria, País Vasco y Cádiz. La principal amenaza proviene de la falla marina Averroes, situada cerca de la isla de Alborán, la cual tiene una alta actividad sísmica. Este fenómeno geológico podría desencadenar tsunamis con olas de hasta seis metros de altura, alcanzando la costa mediterránea entre 21 y 35 minutos después de un terremoto. La provincia de Cádiz, dada su ubicación geográfica y su historia sísmica, se encuentra en el centro de esta inquietante ecuación. Históricamente, Cádiz ha experimentado desastres relacionados con tsunamis. En 1755, un poderoso terremoto con epicentro en Lisboa provocó olas de hasta 15 metros que arrasaron la costa de Cádiz y Huelva, resultando en miles de muertes y la destrucción del 80% de los edificios de la zona. Este oscuro capítulo de la historia local resuena con fuerza en la memoria colectiva, lo que hace que la preparación para un posible tsunami sea imperativa. Chipiona ha tomado la delantera en este sentido, convirtiéndose en la primera ciudad de España reconocida por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO como un territorio "Tsunami Ready". Esta designación no solo es un honor, sino que también refleja un compromiso con la preparación y la respuesta ante desastres. El programa que le otorgó este estatus incluye evaluaciones de riesgo, la elaboración de mapas de evacuación y la realización de simulacros regulares, permitiendo una integración efectiva entre los distintos actores involucrados en la gestión de emergencias. José Manuel Calvo Hurtado, coordinador de Protección Civil del Ayuntamiento de Cádiz, ha sido un firme defensor de la necesidad de estar preparados. En declaraciones recientes a Antena 3 Noticias, aseguró que "volveremos a tener un episodio de tsunami en nuestro país". Calvo enfatizó que en geología y geofísica existen periodos de retorno que sugieren que lo que ha sucedido en el pasado probablemente volverá a ocurrir. En este caso, el periodo de retorno identificado es de aproximadamente 300 años, y con menos de 30 años por delante, la urgencia se hace aún más palpable. La percepción sobre el riesgo de tsunamis ha cambiado significativamente desde eventos catastróficos, como el maremoto de Sumatra en 2004, que sirvió de llamada de atención a la comunidad internacional. A raíz de este desastre, las Naciones Unidas comenzaron a tomar medidas más serias en relación al tema, y el reciente volcán de La Palma ha reforzado la idea de que los riesgos naturales deben ser considerados con seriedad. Calvo Hurtado también ha señalado que es fundamental que las comunidades trabajen en la elaboración de planes de actuación a nivel local. Las acciones necesarias no solo son costosas, sino que requieren un esfuerzo coordinado y una participación activa de la ciudadanía. En Cádiz, el trabajo ya ha comenzado, y las autoridades locales están implementando estrategias para mitigar el impacto de un posible tsunami. Las medidas recomendadas se dividen en dos categorías: las acciones que debe adoptar la población y aquellas que deben ser implementadas por las administraciones. Es esencial que los ciudadanos conozcan las rutas de evacuación y estén familiarizados con los procedimientos a seguir en caso de un evento de estas características. Por otro lado, las administraciones deben fortalecer sus competencias en materia de emergencias para garantizar una respuesta efectiva. A medida que se intensifican las investigaciones y se desarrollan planes de acción, se hace evidente que la preparación ante un tsunami es una responsabilidad compartida. La historia de Cádiz sirve como un recordatorio de que, aunque la naturaleza puede ser impredecible, la preparación y la educación son nuestras mejores herramientas para enfrentar lo que pueda venir. La comunidad debe permanecer alerta y unida, consciente de que la resiliencia ante desastres naturales no es solo un ideal, sino una necesidad urgente.