Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En nuestro mundo cada vez más acelerado, donde la eficiencia a menudo supera el compromiso emocional, un creciente cuerpo de investigación subraya el papel crucial de la conexión humana en diversos sectores. Un reciente editorial de The Guardian destaca el trabajo de la socióloga Allison Pugh, quien advierte sobre los peligros de descuidar nuestras capacidades relacionales en la implacable búsqueda de ganancias y productividad. A medida que las empresas e instituciones se inclinan fuertemente hacia la automatización y la toma de decisiones basada en datos, las ideas de Pugh sirven como un recordatorio oportuno de que la esencia de muchos trabajos no radica meramente en las tareas realizadas, sino en las conexiones forjadas. El ejemplo de la cadena de supermercados holandesa Jumbo, que ha designado líneas de pago para los clientes que deseen entablar conversación con los cajeros, ilustra una respuesta proactiva a la creciente brecha de soledad en la sociedad moderna. Esta iniciativa significa un reconocimiento de la necesidad humana de interacción en una era dominada por transacciones digitales. Al crear estas "líneas de conversación", Jumbo no solo fomenta un sentido de comunidad dentro de sus tiendas, sino que también reconoce el trabajo emocional involucrado en el servicio al cliente, un trabajo que va más allá de la mera eficiencia. La exploración de Pugh sobre el "trabajo conectivo" revela la intrincada red de comprensión emocional que subyace en muchas profesiones hoy en día. Esto abarca roles tradicionalmente asociados con el cuidado y la educación, pero también es cada vez más relevante en campos como la consultoría y la terapia. La investigación de la socióloga, que implicó entrevistar a un centenar de profesionales conocidos por sus habilidades relacionales, enfatiza que el compromiso exitoso en estos roles se basa en establecer conexiones genuinas. Sus hallazgos sugieren que la capacidad de fomentar pertenencia e intimidad no es solo un beneficio adicional; es fundamental para el trabajo en sí. Sin embargo, este aspecto esencial del trabajo enfrenta desafíos formidables. Las amenazas duales de la automatización y la sistematización son grandes, potencialmente erosionando el mismo tejido de los trabajos que dependen de la empatía y la comprensión humanas. La llegada de la inteligencia artificial ya ha demostrado su capacidad para interrumpir estos roles. Por ejemplo, una aplicación estadounidense que utiliza IA para ofrecer apoyo en salud mental afirmó haber atendido a 4,000 individuos poco después del lanzamiento de ChatGPT, lo que genera preocupaciones sobre la adecuación de la tecnología para satisfacer necesidades emocionales. Pugh critica con razón la noción de que tales roles son inmunes a la influencia creciente del análisis de datos y la automatización. El análisis de Pugh se extiende al sector de la salud, donde la evidencia sugiere que tiempos de cita más largos—basados en el compromiso relacional—conducen a mejores resultados de salud y a una reducción del agotamiento entre los proveedores. Al centrarse en la conexión con los pacientes, los profesionales médicos pueden abordar los problemas subyacentes de manera más efectiva, minimizando así costos y mejorando la salud general. Este enfoque sirve como un recordatorio conmovedor de los beneficios potenciales que surgen al priorizar la conexión humana por encima de la pura eficiencia. La pandemia de COVID-19 expuso la fragilidad de nuestras estructuras sociales y la urgente necesidad de una reforma radical orientada a mejorar el bienestar social. Pugh aboga por un sistema colectivo que promueva activamente la salud comunitaria y la conexión social, una idea que resuena fuertemente en un momento de mayor conciencia sobre la salud mental y la importancia de los sistemas de apoyo comunitario. En conclusión, a medida que navegamos por las complejidades de la vida moderna, el valor del trabajo conectivo no puede ser subestimado. Es imperativo que reconozcamos las dimensiones emocionales del trabajo y resistamos la tentación de reducir las interacciones humanas a meras transacciones. El trabajo de Pugh es un llamado claro a una renovada énfasis en los aspectos relacionales del empleo, instándonos a abogar por una sociedad que valore la conexión como un componente vital de nuestra salud y éxito colectivos.