Crisis en San Ignacio de Velasco: incendios y escasez de agua amenazan a la población

Crisis en San Ignacio de Velasco: incendios y escasez de agua amenazan a la población

La crisis en el este de Bolivia se agrava por incendios y escasez de agua, afectando a 90,000 habitantes en San Ignacio de Velasco.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

La situación en el este de Bolivia se torna cada vez más crítica debido a la combinación de incendios forestales y la escasez de agua potable. En San Ignacio de Velasco, una de las regiones más afectadas, el alcalde Carlos Ruddy Dorado ha manifestado su preocupación por las condiciones de vida de los indígenas chiquitanos y otros habitantes que enfrentan esta doble crisis. Mientras los incendios consumen vastas áreas de vegetación, la falta de acceso al agua se ha convertido en un desafío diario para la comunidad. Desde el inicio de los incendios forestales el pasado 3 de junio, el departamento de Santa Cruz ha visto un incremento alarmante en la actividad de fuego, con al menos 35 incendios controlados en un corto período. "El fuego es persistente, aparece, se controla y luego vuelve a surgir. La situación es desesperante", afirmó Dorado, quien se encuentra en la primera línea de la lucha contra este desastre natural. La problemática se agrava con el hecho de que la población de San Ignacio, que asciende a casi 90.000 habitantes, no cuenta con suficiente agua potable para sus necesidades diarias. Los esfuerzos del municipio para proporcionar agua a la población incluyen la perforación de pozos y la instalación de una cisterna destinada a distribuir agua en los colegios. Sin embargo, estas medidas resultan insuficientes frente a la magnitud de la crisis. "Los estanques de agua que abastecen al ganado están secándose, lo que alarma a los pobladores. La situación es insostenible", comenta el alcalde. La falta de una planta potabilizadora ha sido un obstáculo significativo en la provisión de agua segura para los residentes. Los incendios, que se encuentran a tan solo 45 kilómetros de la zona urbana, han alcanzado potreros y campos ganaderos, poniendo en peligro no solo la salud de la población, sino también su sustento económico. "Hemos hecho todo lo posible para proteger el pueblo y las casas, pero la amenaza es constante", señala Dorado, quien está al tanto de cada nuevo foco de incendio que se activa en la región. La lucha contra el fuego no solo es crucial para la protección de las comunidades, sino también para la conservación del medio ambiente y los recursos naturales. Ante el avance de los incendios, el Gobierno boliviano ha decidido intensificar sus esfuerzos al sumarse dos aeronaves a los cinco helicópteros que actualmente operan en la región. Estas aeronaves están equipadas con sistemas de descarga de agua, denominados "bambi bucket", que permiten combatir el fuego desde el aire. Sin embargo, muchos se preguntan si estas acciones serán suficientes para contener un fenómeno que ha devastado ya 1,7 millones de hectáreas de vegetación en los últimos tres meses. El panorama es preocupante, dado que la época de incendios en Bolívia se extiende hasta octubre, lo que sugiere que la situación podría empeorar si no se toman medidas más eficaces. La cantidad de hectáreas consumidas por incendios forestales en 2023 ha alcanzado las 3,3 millones, evidenciando una tendencia alarmante en comparación con años anteriores, como el 2019, cuando se quemaron cerca de seis millones de hectáreas en la Amazonía boliviana. La crisis del agua y los incendios forestales no solo afectan la vida cotidiana de los habitantes de San Ignacio de Velasco, sino que también plantean serios riesgos para la biodiversidad y el equilibrio ecológico de la región. La pérdida de vegetación y la reducción de recursos hídricos amenazan a muchas especies de flora y fauna que dependen de estos ecosistemas para sobrevivir. A medida que la comunidad enfrenta estos desafíos, es fundamental que tanto las autoridades locales como las nacionales, así como las organizaciones internacionales, trabajen de manera conjunta para abordar la crisis. La implementación de soluciones sostenibles para la gestión del agua y la prevención de incendios forestales debería ser una prioridad inmediata. Este escenario no solo resalta la vulnerabilidad de las comunidades indígenas chiquitanas, sino también la necesidad de un enfoque más integral hacia la gestión de desastres en Bolivia. La colaboración entre distintos sectores es crucial para reconstruir la resiliencia de estas comunidades ante futuras crisis, asegurando que no solo sobrevivan, sino que también prosperen en un entorno cada vez más desafiante.

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