Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La trágica muerte de una madre de seis hijos debido a un aborto fallido en una clínica no autorizada hace una década sigue grabada en la memoria de la reverenda Patricia Sheerattan-Bisnauth. Fue un recordatorio conmovedor de los peligros que enfrentan las mujeres en Guyana, incluso después de que el país promulgara una legislación progresista sobre el aborto casi 20 años antes. A pesar del marco legal que permite las interrupciones del embarazo, la ausencia de servicios en hospitales públicos y la presencia de profesionales no autorizados significaron que muchas mujeres recurrían a métodos peligrosos para terminar con embarazos no deseados. Patricia recuerda una realidad desalentadora: "Las mujeres seguían muriendo por abortos mal realizados. Usaban remedios caseros, medicina tradicional, doctores no autorizados. La ley pudo haberse aprobado, pero pasaron muchos años para que se implementara. Para mí, era una causa urgente". Su compromiso con esta causa proviene no solo de una convicción personal, sino también de la comprensión de que la legalidad por sí sola no equivale a seguridad o accesibilidad. Hoy, Guyana se presenta como una de las pocas naciones caribeñas que ofrecen interrupciones del embarazo a pedido, sin embargo, la región sigue atada a leyes de la era colonial que restringen el acceso a abortos seguros. La mayoría de los países caribeños todavía están sujetos a una legislación que prohíbe los abortos, salvo en las circunstancias más extremas, una situación que ha perpetuado un ciclo de procedimientos clandestinos plagados de riesgos. Como ministra en la Iglesia Cristiana, Patricia podría parecer una defensora inesperada de la reforma en un tema polémico como el aborto. Sin embargo, su postura se basa en la creencia de que abordar las complejidades que rodean el aborto significa promover la vida de una manera más holística. "Todos estamos hablando de vida, y estamos a favor de la vida. Hay demasiados abortos; queremos abordar los problemas que los generan. Despenalizar el aborto lo sacará de la oscuridad y llevará a una reducción porque la gente estará educada y no tendrá abortos repetidos", explica con pasión. Trabajando en colaboración con la organización benéfica regional de salud de las mujeres Aspire, Patricia está a la vanguardia de los esfuerzos por cambiar leyes anticuadas en dos naciones caribeñas. Aspire ha iniciado acciones legales en Dominica y Antigua y Barbuda, enfocándose en la Ley de Delitos contra la Persona del siglo XIX, que impone una dura pena de prisión de 10 años para las mujeres que interrumpen sus embarazos, siendo la única excepción cuando sus vidas están en peligro. La lucha por los derechos reproductivos de las mujeres en el Caribe es emblemática de cambios sociales más amplios, desafiando actitudes culturales arraigadas y doctrinas religiosas que han dictado durante mucho tiempo las decisiones de salud personal. La defensa de Patricia resalta una verdad esencial: el aborto seguro y legal no es simplemente un problema de salud; es un imperativo moral que habla de la dignidad y los derechos de las mujeres en toda la región. Al sacar el aborto de las sombras, Patricia Sheerattan-Bisnauth no solo está luchando por opciones más seguras para las mujeres, sino que también está encendiendo una conversación más amplia sobre la salud y la autonomía de las mujeres en el Caribe. El desafío sigue siendo desalentador, pero con defensoras apasionadas como ella liderando la causa, hay esperanza de cambio en un ámbito donde tantas han luchado en silencio.