Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Un terremoto de magnitud 5 se registró en la región occidental de China, específicamente en Xinjiang, a las 07:38 hora local. El evento sísmico tuvo su epicentro a una profundidad de 15 kilómetros, en una zona caracterizada por su baja densidad poblacional. Afortunadamente, hasta el momento no se han reportado víctimas ni daños materiales significativos. Sin embargo, este temblor nos recuerda la actividad sísmica constante en esta región, que se encuentra en la intersección de las placas tectónicas de Eurasia e India. La localidad de Kuqa, donde se produjo el sismo, cuenta con aproximadamente 530 mil habitantes distribuidos en un vasto territorio de 15 mil 200 kilómetros cuadrados. Esto implica que, a pesar del susto que pudo haber causado el temblor, el impacto sobre la población fue mitigado por la escasa concentración de personas en la zona del epicentro. Sin embargo, no se debe subestimar la potencia de los terremotos, ya que la historia reciente de la región revela que en enero pasado un temblor de magnitud 7.1 en Aksu dejó un saldo trágico de tres víctimas y daños en infraestructura. La actividad sísmica en Xinjiang no es una novedad. Esta región ha sido testigo de numerosos movimientos telúricos a lo largo de los años, lo que plantea la pregunta sobre la posibilidad de predecir estos fenómenos. Hasta la fecha, la comunidad científica ha realizado numerosas investigaciones en busca de métodos que permitan anticipar los sismos, pero lamentablemente no hay acuerdo en cuanto a la efectividad de estas predicciones. Aunque se han desarrollado modelos que analizan patrones y datos históricos, la incapacidad para prever un sismo con precisión sigue siendo un desafío. Es importante entender la diferencia entre los conceptos de magnitud e intensidad en relación con los terremotos. Según la Secretaría de Gobernación de México, la magnitud se refiere a la energía liberada durante un sismo, mientras que la intensidad evalúa el impacto en el suelo y las estructuras. Para medir estos fenómenos se utilizan diferentes escalas, siendo la escala de Richter la más conocida para evaluar la magnitud, mientras que la escala de Mercalli se usa para la intensidad. La preocupación por la seguridad durante un temblor es primordial, ya que los sismos pueden presentar graves riesgos para la población. Uno de los mayores peligros es el riesgo de derrumbes. La experiencia ha demostrado que las lesiones a menudo se producen cuando objetos caen sobre las personas al entrar o salir de los edificios. Por ello, es vital estar informado sobre las mejores prácticas de seguridad durante un sismo. Por años, se recomendaba refugiarse bajo el marco de la puerta, pero los expertos han reevaluado esta afirmación. En construcciones modernas, los marcos de las puertas no ofrecen mayor protección que otros lugares dentro de la casa. En su lugar, es más seguro protegerse debajo de una mesa o escritorio, asegurándose de estar alejado de ventanas o cualquier objeto que pueda caer. Además, es un error común pensar que correr a una iglesia durante un sismo es una opción segura. Las estructuras antiguas, que suelen ser de los primeros lugares a los que se acude en busca de refugio, a menudo presentan un alto riesgo de colapso durante un terremoto. La seguridad personal debe ser la prioridad, y es fundamental estar informado sobre cómo actuar en caso de un eventual movimiento telúrico. A medida que la tecnología avanza, también lo hacen los métodos de preparación ante emergencias. Es recomendable que cada hogar disponga de una mochila con suministros básicos que incluya agua, alimentos no perecederos, linterna, pilas y un botiquín de primeros auxilios. Esta mochila puede ser vital en caso de que se necesite evacuar rápidamente o si se presenta un corte en el suministro de servicios básicos tras un sismo. En conclusión, aunque el reciente terremoto en Xinjiang no dejó estragos, sirve como recordatorio de la vulnerabilidad de las regiones propensas a sismos. La falta de capacidad para predecir estos fenómenos naturales nos obliga a estar siempre preparados, informados y conscientes de las medidas de seguridad adecuadas. La educación y la prevención son claves para proteger a la población y minimizar los riesgos en caso de un evento sísmico.