Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La nueva comedia de Netflix, "No puedo vivir sin ti", protagonizada por Adrián Suar y Paz Vega, se presenta como un intento de explorar la adicción contemporánea a los dispositivos móviles. Con una duración de poco más de 90 minutos, la película dirigida por Santiago Requejo se sitúa en un contexto en el que la dependencia del celular se ha vuelto un tema de relevancia en la vida cotidiana. Sin embargo, a pesar de su premisa prometedora, la ejecución de la historia deja mucho que desear. El personaje central, Carlos, interpretado por Suar, comienza su jornada con el habitual ritual de chequear su celular al despertar y antes de dormir. Esta rutina, que podría resonar con muchos espectadores, se convierte en el eje sobre el cual gira su vida. A medida que avanza la narrativa, se hace evidente que su obsesión por el móvil no solo afecta su vida profesional, donde busca desesperadamente la aprobación de su jefe, Alejandro, sino que también deteriora su vida familiar y personal, con su esposa Adela y sus hijos sufriendo las consecuencias de su adicción. Uno de los puntos débiles de la película es el tratamiento de los personajes secundarios. Aunque Adela es presentada como la esposa que sufre la adicción de su marido, su presencia es intermitente y a menudo relegada a un segundo plano, lo cual minimiza su impacto en la trama. Esto es aún más notorio con los hijos de la pareja, quienes, tras ser enviados a estudiar al extranjero, aparecen muy poco y carecen de una voz propia en la historia. Esta falta de desarrollo en los personajes secundarios hace que se sientan como meros accesorios en lugar de individuos con historias y problemas propios. El uso del celular, aunque es el tema central, se convierte en un personaje casi omnipresente. La película se esfuerza por retratar la dependencia de Carlos hacia su dispositivo móvil, pero el enfoque resulta superficial y poco convincente. Las escenas que buscan ilustrar esta necesidad, como su participación en una maratón para recuperar un teléfono robado, caen en la monotonía y carecen de la chispa cómica que se esperaría en una comedia. Uno de los momentos más notables, que incluso se muestra en el tráiler, es la escena de la boda de la hermana de Adela. Carlos, distraído por su adicción, ignora la ceremonia para atender una llamada, lo que culmina en un momento absurdo donde su esposa, frustrada, lanza su celular al lago. Esta secuencia, en lugar de ser divertida o conmovedora, termina siendo ridícula y poco creíble, lo que refleja un problema recurrente en el guion: la falta de coherencia y profundidad emocional. La película introduce una terapia para adictos al móvil como un recurso para que Carlos reconozca su problema y busque soluciones. Sin embargo, esta parte de la narrativa se siente como un cliché de comedias de los años noventa, con personajes estereotipados que no aportan nada sustancial a la historia. La idea de que contar su historia en un grupo de apoyo lo curará mágicamente de su adicción se siente simplista y poco realista. A medida que se desarrolla la trama, la película avanza por un camino predecible, lo que resta tensión y emoción a la historia. Las interacciones entre Carlos y su familia son superficiales, y los intentos de reconciliación y cambio se sienten forzados y poco auténticos. En este sentido, la falta de imágenes del pasado que ilustren la relación entre Carlos y Adela deja un vacío en la narrativa que podría haber aportado profundidad y resonancia emocional. Aunque Suar ha demostrado su talento en producciones anteriores, como en "Los protectores", donde su actuación se siente genuina y convincente, en "No puedo vivir sin ti" su personaje carece de la complejidad y autenticidad que se esperarían de un actor de su calibre. La película, en lugar de ser un vehículo para mostrar su habilidad, se convierte en una serie de clichés que se pierden en la superficialidad. Además, el potencial de Paz Vega como actriz se desperdicia en un papel que no le permite brillar. Su personaje, aunque central en la vida de Carlos, no tiene la oportunidad de desarrollarse plenamente y se convierte en una figura resignada ante la adicción de su esposo. Esta dinámica podría haber sido explorada de manera más rica y profunda, pero queda relegada a un segundo plano. En resumen, "No puedo vivir sin ti" se presenta como una comedia que aborda una problemática actual, pero su enfoque superficial y la falta de desarrollo de los personajes la convierten en una película débil y poco graciosa. A pesar del talento de sus protagonistas, la película no logra capturar la esencia de la adicción al celular de una manera que resuene con el público. En un mundo donde la conexión digital es omnipresente, la historia de Carlos y su lucha podría haber sido una reflexión profunda y relevante, pero en cambio, se queda en un intento fallido de humor y emoción.