Bomberos estonios se forman en Galicia para afrontar incendios forestales

Bomberos estonios se forman en Galicia para afrontar incendios forestales

Bomberos estonios se forman en Galicia para combatir incendios, aprendiendo de la experiencia española en un contexto de cambio climático.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

El sol de agosto resplandece intensamente sobre Ourense, una provincia gallega marcada por el calor extremo que ronda los 35 grados centígrados. Este escenario, tan diferente al de Estonia, presenta un desafío constante para los equipos de bomberos que trabajan en la extinción de incendios. Mientras que en 2022 Estonia experimentó apenas 26 incendios forestales que devoraron solo 20 hectáreas, España se enfrentó a 10.507 fuegos que arrasaron 267.947 hectáreas. La distancia geográfica entre ambos lugares es, sin duda, abrumadora, pero la diferencia en la manera de abordar la lucha contra el fuego es aún más marcada. Aprovechando esta disparidad, un grupo de veinte bomberos estonios ha llegado a Galicia para formarse en técnicas de extinción y aprender de la experiencia española en la materia. Su estancia en el Centro Integral de Loita contra o Lume (CILL), ubicado en Toén, es parte de un programa de cooperación que busca intercambiar conocimientos y estrategias en la lucha contra incendios forestales, un tema de vital importancia en un contexto de cambio climático que afecta a toda Europa. La orografía gallega, con su terreno montañoso y su clima cálido, contrasta con el paisaje llano y húmedo de Estonia, donde las llamas son una rareza. Janno, un bombero estonio, expresa su asombro por la rapidez con que se responden a las emergencias en Galicia. "Para nosotros un incendio de diez hectáreas ya es grande", comenta, subrayando la diferencia en la magnitud y la frecuencia de los incendios en su país natal en comparación con los devastadores fuegos que han azotado Galicia en los últimos años. El programa de formación no solo consiste en lecciones teóricas, sino que incluye prácticas intensivas en el campo. Los estonios han tenido la oportunidad de participar en operaciones de extinción, como las que tuvieron lugar en Oseira y A Limia. En estas misiones, han podido observar de primera mano la coordinación entre los diversos equipos de tierra y aire, una práctica que en su tierra es menos común. "Nos sorprendió la cantidad de aviones y helicópteros que funcionan en sinergia", añade Janno, visiblemente impresionado por la maquinaria y los recursos que se movilizan en Galicia. La formación y el aprendizaje son un proceso bidireccional. Mientras que los bomberos estonios adquieren nuevas técnicas, los profesionales gallegos también se benefician del intercambio de experiencias y conocimientos. Martín Blanco, un agente ambiental territorial, destaca la importancia de la vocación en este trabajo y cómo, pese a las diferencias en los procedimientos, hay un hilo común que une a estos grupos: el compromiso con la seguridad y la protección del medio ambiente. La colaboración se enmarca en el Mecanismo Europeo de Protección Civil, que busca fortalecer la cooperación entre los estados miembros en materia de emergencias. Blanco explica que las actividades están diseñadas para que los estonios puedan adaptarse rápidamente a las circunstancias locales, lo que incluye maniobras de autoprotección y técnicas de defensa de viviendas en áreas propensas a incendios. El intercambio cultural y profesional también se manifiesta a través de las dinámicas de grupo que facilitan la comunicación entre los bomberos de ambos países. Rubén Cuíñas, uno de los bomberos gallegos, actúa como traductor, permitiendo que las barreras del idioma no limiten el aprendizaje y la cooperación entre equipos. Esta sinergia se refleja en la preparación conjunta para afrontar los desafíos que plantean los incendios forestales. El programa de entrenamiento no se limita a las técnicas de extinción. Los bomberos estonios recibirán instrucción sobre el manejo de vehículos en terrenos difíciles, maniobras de seguridad y tácticas específicas para abordar incendios en áreas urbanas. Además, visitarán infraestructuras clave para la prevención de incendios y conocerán de cerca las bases aéreas utilizadas en las operaciones de extinción. A medida que se desarrolla el programa, ambos grupos se preparan para compartir sus enfoques. Los bomberos estonios estarán en el escenario para presentar sus métodos a sus colegas gallegos, un intercambio que promete enriquecer la experiencia de todos los involucrados. La Xunta de Galicia destaca que el CILL es un referente internacional en la investigación y cooperación en incendios forestales, un estatus que se ve reforzado por iniciativas como esta, que fomentan la unidad y la solidaridad en la lucha contra el fuego. En resumen, esta colaboración entre Galicia y Estonia no solo es una oportunidad de aprendizaje, sino también un paso hacia una mayor integración y preparación frente a los incendios forestales que, debido al cambio climático, amenazan cada vez más la vida y el medio ambiente en Europa.

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